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Lea la Biblia en un año : 96º día

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Levítico 9

Los sacerdotes comienzan su labor

Al octavo día, después de la ceremonia de ordenación, Moisés reunió a Aarón, a sus hijos y a los ancianos de Israel. Le dijo a Aarón: «Toma un ternero para una ofrenda por el pecado y un carnero para una ofrenda quemada, ambos sin defecto, y preséntalos al SeñorLuego diles a los israelitas: “Tomen un chivo como ofrenda por el pecado, y también tomen un ternero y un cordero, ambos de un año y sin defecto, para una ofrenda quemada. También tomen un toro[a] y un carnero para una ofrenda de paz, y harina humedecida con aceite de oliva para una ofrenda de grano. Presenten todas estas ofrendas al Señor, porque hoy el Señor se aparecerá a ustedes”».

Así que los israelitas presentaron todas estas cosas a la entrada del tabernáculo,[b] tal como Moisés lo había mandado. Entonces toda la comunidad se acercó y permaneció de pie ante el SeñorY Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor les ha ordenado que hagan para que la gloria del Señor se aparezca ante ustedes».

Luego Moisés le dijo a Aarón: «Acércate al altar y sacrifica tu ofrenda por el pecado y tu ofrenda quemada para purificarte a ti y al pueblo. Luego presenta las ofrendas del pueblo para purificarlos a ellos y hacerlos justos ante el Señor,[c] tal como él lo ha ordenado».

De manera que Aarón fue al altar y mató al ternero como ofrenda por el pecado por sí mismo. Entonces sus hijos le llevaron la sangre, él mojó su dedo en ella y la puso en los cuernos del altar, y después derramó el resto de la sangre al pie del altar. 10 Luego quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo largo del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés. 11 Sin embargo, quemó la carne y la piel fuera del campamento.

12 A continuación, Aarón mató al animal para la ofrenda quemada, y sus hijos le llevaron la sangre, y él la salpicó por todos los lados del altar. 13 Luego ellos le entregaron cada uno de los pedazos de la ofrenda quemada, incluida la cabeza, y los quemó en el altar. 14 Después lavó las vísceras y las patas y las quemó en el altar junto con el resto de la ofrenda quemada.

15 Después Aarón presentó las ofrendas del pueblo. Mató al chivo del pueblo y lo presentó como una ofrenda por el pecado, tal como lo había hecho con la ofrenda por su propio pecado. 16 Luego presentó la ofrenda quemada y la sacrificó en la forma establecida. 17 También presentó la ofrenda de grano y quemó un puñado de la mezcla de harina en el altar, además de la ofrenda quemada habitual de la mañana.

18 Después Aarón mató al toro y al carnero como ofrenda de paz del pueblo, y sus hijos le llevaron la sangre, y él la salpicó por todos los lados del altar. 19 Luego tomó la grasa del toro y del carnero—la grasa de la cola gorda y la que rodea las vísceras—junto con los riñones y el lóbulo largo del hígado. 20 Puso estas porciones de grasa encima del pecho de estos animales y las quemó en el altar. 21 Luego Aarón levantó los pechos y los muslos derechos de los animales como una ofrenda especial al Señor, tal como Moisés lo había ordenado.

22 Entonces Aarón levantó las manos hacia el pueblo y lo bendijo. Después de presentar la ofrenda por el pecado, la ofrenda quemada y la ofrenda de paz, se bajó del altar. 23 Luego Moisés y Aarón entraron en el tabernáculo y, cuando salieron, volvieron a bendecir al pueblo, y la gloria del Señor se apareció a toda la comunidad. 24 Un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y consumió la ofrenda quemada y la grasa que estaba sobre el altar. Cuando los israelitas lo vieron, gritaron de alegría y se postraron rostro en tierra.

 

Salmos 10

 

10 Oh Señor, ¿por qué permaneces tan distante?
    ¿Por qué te escondes cuando estoy en apuros?
Con arrogancia los malvados persiguen a los pobres;
    ¡que sean atrapados en el mal que traman para otros!
Pues hacen alarde de sus malos deseos;
    elogian al codicioso y maldicen al Señor.

Los malvados son demasiado orgullosos para buscar a Dios;
    parece que piensan que Dios está muerto.
Sin embargo, prosperan en todo lo que hacen.
    No ven que les espera tu castigo;
    miran con desdén a todos sus enemigos.
Piensan: «¡Jamás nos sucederá algo malo!
    ¡Estaremos para siempre sin problemas!».

Su boca está llena de maldiciones, mentiras y amenazas;[a]
    tienen maldad y violencia en la punta de la lengua.
Se esconden en emboscada en las aldeas,
    a la espera para matar a gente inocente;
    siempre buscan víctimas indefensas.
Como leones agazapados en sus escondites,
    esperan para lanzarse sobre los débiles.
Como cazadores capturan a los indefensos
    y los arrastran envueltos en redes.
10 Sus pobres víctimas quedan aplastadas;
    caen bajo la fuerza de los malvados.
11 Los malvados piensan: «¡Dios no nos mira!
    ¡Ha cerrado los ojos y ni siquiera ve lo que hacemos!».

12 ¡Levántate, oh Señor!
    ¡Castiga a los malvados, oh Dios!
    ¡No te olvides de los indefensos!
13 ¿Por qué los malvados desprecian a Dios y quedan impunes?
    Piensan: «Dios nunca nos pedirá cuentas».
14 Pero tú ves los problemas y el dolor que causan;
    lo tomas en cuenta y los castigas.
Los indefensos depositan su confianza en ti;
    tú defiendes a los huérfanos.

15 ¡Quiébrale los brazos a esta gente malvada y perversa!
    Persíguelos hasta destruir al último de ellos.
16 ¡El Señor es rey por siempre y para siempre!
    Las naciones paganas desaparecerán de la tierra.
17 Señor, tú conoces las esperanzas de los indefensos;
    ciertamente escucharás sus clamores y los consolarás.
18 Harás justicia a los huérfanos y a los oprimidos,
    para que ya no los aterre un simple mortal.

Proverbios 24

No envidies a la gente malvada
    ni desees su compañía.
Pues en su corazón traman violencia
    y sus palabras siempre traen problemas.

Una casa se edifica con sabiduría
    y se fortalece por medio del buen juicio.
Mediante el conocimiento se llenan sus cuartos
    de toda clase de riquezas y objetos valiosos.

Los sabios son más poderosos que los fuertes,[a]
    y los que tienen conocimiento se hacen cada vez más fuertes.
Así que, no vayas a la guerra sin consejo sabio;
    la victoria depende de que tengas muchos consejeros.

La sabiduría es demasiado elevada para los necios.
    Entre los líderes en la puerta de la ciudad, los necios no tienen nada que decir.

Una persona que maquina el mal
    se gana la fama de alborotador.
Las intrigas del necio son pecaminosas;
    todos detestan al burlón.

10 Si fallas bajo presión,
    tu fuerza es escasa.

11 Rescata a los que están injustamente condenados a morir;
    sálvalos mientras van tambaleando hacia su muerte.
12 No te excuses diciendo: «Ay, no lo sabíamos».
    Pues Dios conoce cada corazón y él te ve.
El que cuida tu alma sabe bien que tú sabías.
    Él pagará a cada uno según merecen sus acciones.

13 Come miel, hijo mío, porque es buena,
    y el panal es dulce al paladar.
14 Así también, la sabiduría es dulce a tu alma.
    Si la encuentras, tendrás un futuro brillante,
    y tus esperanzas no se truncarán.

15 No estés al acecho frente a la casa del justo
    ni ataques el lugar donde vive.
16 Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse.
    En cambio, basta una sola calamidad para derribar al perverso.

17 No te alegres cuando tus enemigos caigan;
    no te pongas contento cuando tropiecen.
18 Pues el Señor se molestará contigo
    y quitará su enojo de ellos.

19 No te inquietes por causa de los que hacen el mal
    ni envidies a los perversos.
20 Pues la gente mala no tiene futuro;
    la luz de los perversos se apagará.

21 Hijo mío, teme al Señor y al rey.
No te juntes con los rebeldes,
22     porque repentinamente les vendrá la calamidad.
¿Quién sabe qué castigo les caerá
    de parte del Señor y del rey?

Más dichos de los sabios

23 A continuación hay más dichos de los sabios:

No es correcto mostrar favoritismo al emitir un juicio.
24 El juez que dice al perverso: «Eres inocente»,
    será maldecido por muchos y denunciado por las naciones.
25 En cambio, les irá bien a los que condenan al culpable;
    recibirán bendiciones en abundancia.

26 Una respuesta sincera
    es como un beso amistoso.

27 Antes de construir tu casa,
    haz tus planes y prepara los campos.

28 No testifiques contra tus vecinos sin motivo;
    no mientas cuando hables de ellos.
29 No digas: «¡Ahora me voy a vengar de lo que me hicieron!
    ¡Me desquitaré con ellos!».

30 Pasé por el campo de un perezoso,
    por el viñedo de uno que carece de sentido común.
31 Vi que habían crecido espinos por todas partes.
    Estaba cubierto de maleza,
    y sus muros, destruidos.
32 Entonces, mientras miraba y pensaba en lo que veía,
    aprendí esta lección:
33 un rato más de dormir, un poquito más de sueño,
    un breve descanso con los brazos cruzados,
34 entonces la pobreza te asaltará como un bandido;
    la escasez te atacará como un ladrón armado.