Noticias | - 2:15 pm


Lea la Biblia en un año : 7º día

Lea la Biblia en un año : 7º día

Génesis 8

La inundación se retira

Entonces Dios se acordó de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en la barca. Envió un viento que soplara sobre la tierra, y las aguas del diluvio comenzaron a retirarse. Las aguas subterráneas dejaron de fluir y se detuvieron las lluvias torrenciales que caían del cielo. Entonces las aguas del diluvio se retiraron de la tierra en forma gradual. Después de ciento cincuenta días, exactamente cinco meses después de que comenzó el diluvio,[a] la barca se detuvo sobre las montañas de Ararat. Dos meses y medio más tarde,[b] mientras las aguas seguían bajando, otras cumbres se hicieron visibles.

Pasados otros cuarenta días, Noé abrió la ventana que había hecho en la barca y soltó un cuervo. El pájaro voló ida y vuelta hasta que las aguas del diluvio terminaron de secarse sobre la tierra. También soltó una paloma para ver si el agua se había retirado y si la paloma podía encontrar suelo seco; pero la paloma no pudo encontrar ningún lugar donde posarse, porque el agua aún cubría la tierra. Así que volvió a la barca, y Noé extendió su mano y metió la paloma adentro. 10 Después de esperar otros siete días, Noé volvió a soltar la paloma; 11 esta vez la paloma regresó a él por la tarde con una hoja de olivo fresca en su pico. Entonces Noé supo que las aguas del diluvio se habían retirado casi por completo. 12 Esperó otros siete días y volvió a soltar la paloma. Esta vez el ave no regresó.

13 Ahora Noé tenía seiscientos un años de edad. El primer día del nuevo año, diez meses y medio después del comienzo del diluvio,[c] las aguas del diluvio se habían secado de la tierra casi por completo. Noé levantó la cubierta de la barca y vio que la superficie de la tierra se estaba secando. 14 Pasaron otros dos meses,[d] ¡y por fin la tierra quedó seca!

15 Entonces Dios le dijo a Noé: 16 «Todos ustedes —tú y tu esposa, y tus hijos y sus esposas— salgan de la barca. 17 Suelta a todos los animales —las aves, los animales y los animales pequeños que corren por el suelo— para que puedan ser fructíferos y se multipliquen por toda la tierra».

18 Entonces Noé, su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos salieron de la barca; 19 y todos los animales, grandes y pequeños, y las aves salieron de la barca, pareja por pareja.

20 Luego Noé construyó un altar al Señor y allí sacrificó como ofrendas quemadas los animales y las aves que habían sido aprobados para ese propósito.[e] 21 Al Señor le agradó el aroma del sacrificio y se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa de los seres humanos, aun cuando todo lo que ellos piensen o imaginen se incline al mal desde su niñez. Nunca más volveré a destruir a todos los seres vivos. 22 Mientras la tierra permanezca, habrá cultivos y cosechas, frío y calor, verano e invierno, día y noche».

 

Mateo 7

 

No juzgar a los demás

»No juzguen a los demás, y no serán juzgados. Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás.[a] El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes.[b]

»¿Y por qué te preocupas por la astilla en el ojo de tu amigo,[c] cuando tú tienes un tronco en el tuyo? ¿Cómo puedes pensar en decirle a tu amigo: “Déjame ayudarte a sacar la astilla de tu ojo”, cuando tú no puedes ver más allá del tronco que está en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero quita el tronco de tu ojo; después verás lo suficientemente bien para ocuparte de la astilla en el ojo de tu amigo.

»No desperdicies lo que es santo en gente que no es santa.[d] ¡No arrojes tus perlas a los cerdos! Pisotearán las perlas y luego se darán vuelta y te atacarán.

Oración eficaz

»Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.

»Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? 10 O si les piden un pescado, ¿les dan una serpiente? ¡Claro que no! 11 Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan.

La regla de oro

12 »Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.

La puerta angosta

13 »Solo puedes entrar en el reino de Dios a través de la puerta angosta. La carretera al infierno[e] es amplia y la puerta es ancha para los muchos que escogen ese camino. 14 Sin embargo, la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son solo unos pocos los que alguna vez lo encuentran.

El árbol y su fruto

15 »Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas inofensivas pero en realidad son lobos feroces. 16 Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o higos de los cardos? 17 Un buen árbol produce frutos buenos y un árbol malo produce frutos malos. 18 Un buen árbol no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. 19 Por lo tanto, todo árbol que no produce frutos buenos se corta y se arroja al fuego. 20 Así es, de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones.

Verdaderos discípulos

21 »No todo el que me llama: “¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 22 El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor! Profetizamos en tu nombre, expulsamos demonios en tu nombre e hicimos muchos milagros en tu nombre”. 23 Pero yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”.

Edificar sobre un cimiento sólido

24 »Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida. 25 Aunque llueva a cántaros y suban las aguas de la inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendrá abajo porque está construida sobre un lecho de roca. 26 Sin embargo, el que oye mi enseñanza y no la obedece es un necio, como la persona que construye su casa sobre la arena. 27 Cuando vengan las lluvias y lleguen las inundaciones y los vientos golpeen contra esa casa, se derrumbará con un gran estruendo».

28 Cuando Jesús terminó de decir esas cosas, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, 29 porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa.

Esdras 7

Esdras llega a Jerusalén

Muchos años después, durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia,[a] hubo un hombre llamado Esdras. Era hijo[b] de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo[c] de Meraiot, hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, el sumo sacerdote.[d] Este Esdras era un escriba muy instruido en la ley de Moisés, la cual el Señor, Dios de Israel, había dado al pueblo de Israel. Él subió de Babilonia a Jerusalén, y el rey le dio todo lo que pidió, porque la bondadosa mano del Señor su Dios estaba sobre él. Algunos del pueblo de Israel junto con varios sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo viajaron con él en el séptimo año del reinado de Artajerjes.

Esdras llegó a Jerusalén en agosto[e] de ese año. Había hecho arreglos para partir de Babilonia el 8 de abril, el primer día del nuevo año,[f] y llegó a Jerusalén el 4 de agosto,[g] pues la bondadosa mano de su Dios estaba sobre él. 10 Así fue porque Esdras había decidido estudiar y obedecer la ley del Señor y enseñar sus decretos y ordenanzas al pueblo de Israel.

Carta de Artajerjes a Esdras

11 La siguiente es una copia de la carta que el rey Artajerjes le dio a Esdras, el sacerdote y escriba que estudiaba y enseñaba los mandatos y decretos del Señor a Israel:

12 [h]«De Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, maestro de la ley del Dios del cielo: ¡saludos!

13 »Yo decreto que cualquier israelita de mi reino, incluidos los sacerdotes y levitas, puede ofrecerse como voluntario para regresar contigo a Jerusalén. 14 Por la presente, yo y mis siete consejeros te ordenamos que averigües la situación en que están Judá y Jerusalén, basado en la ley de tu Dios, la cual está en tus manos. 15 También te encargamos que lleves contigo plata y oro, los cuales presentamos como una ofrenda voluntaria al Dios de Israel, quien vive en Jerusalén.

16 »Además, llevarás toda la plata y el oro que obtengas de la provincia de Babilonia, como también las ofrendas voluntarias que el pueblo y los sacerdotes ofrezcan para el templo de su Dios en Jerusalén. 17 Usarás estos donativos específicamente para comprar toros, carneros, corderos y las ofrendas de grano y las ofrendas líquidas correspondientes, para que se ofrezca todo en el altar del templo de tu Dios en Jerusalén. 18 El oro y la plata que sobren pueden usarse para lo que tú y tus colegas crean que sea la voluntad de su Dios.

19 »En cuanto a las copas que te confiamos para el servicio del templo de tu Dios, entrégalas todas al Dios de Jerusalén. 20 Si precisas alguna otra cosa para el templo de tu Dios o para otra necesidad similar, puedes tomarla de la tesorería real.

21 »Yo, el rey Artajerjes, por la presente, envío el siguiente decreto a todos los tesoreros de la provincia situada al occidente del río Éufrates:[i] “Deben darle a Esdras, el sacerdote y maestro de la ley del Dios del cielo, todo lo que él les pida. 22 Le darán hasta tres mil cuatrocientos kilos[j] de plata, quinientas canastas[k] de trigo, dos mil cien litros de vino, dos mil cien litros de aceite de oliva[l] y sal en cantidad ilimitada. 23 Procuren proveer todo lo que el Dios del cielo exija para su templo, pues, ¿por qué hemos de correr el riesgo de provocar el enojo de Dios contra los dominios del rey y de sus hijos? 24 También decreto que a ningún sacerdote, levita, cantor, portero, sirviente del templo ni a ningún otro trabajador de este templo de Dios se le exija el pago de tributos, derechos aduaneros o peajes de ninguna clase”.

25 »Y tú, Esdras, usa la sabiduría que tu Dios te ha dado a fin de nombrar magistrados y jueces que conozcan las leyes de tu Dios, para que gobiernen a toda la gente de la provincia situada al occidente del río Éufrates. Enseña la ley a todo el que no la conozca. 26 Cualquiera que se niegue a obedecer la ley de tu Dios y la ley del rey será castigado de inmediato, ya sea por muerte, destierro, confiscación de bienes o encarcelamiento».

Esdras alaba al Señor

27 ¡Alaben al Señor, Dios de nuestros antepasados, que hizo que el rey deseara embellecer el templo del Señor en Jerusalén! 28 ¡Y alábenlo, porque me demostró tal amor inagotable al honrarme delante del rey, sus consejeros y todos sus poderosos nobles! Me sentí alentado, porque la bondadosa mano del Señor mi Dios estuvo sobre mí. Así que reuní a algunos de los líderes de Israel para que regresaran conmigo a Jerusalén.