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Lea la Biblia en un año : 37º día

Lea la Biblia en un año : 37º día

Génesis 38

Judá y Tamar

38 En esos días, Judá dejó su casa y se fue a Adulam, donde se quedó con un hombre llamado Hira. Allí vio a una mujer cananea, la hija de Súa, y se casó con ella. Cuando se acostaron, ella quedó embarazada y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Er. Después volvió a quedar embarazada y dio a luz otro hijo, y le puso por nombre Onán. Además, dio a luz un tercer hijo y lo llamó Sela. Cuando nació Sela, ellos vivían en Quezib.

Con el transcurso del tiempo, Judá arregló que Er, su hijo mayor, se casara con una joven llamada Tamar. Pero Er era un hombre perverso ante los ojos del Señor, y el Señor le quitó la vida. Entonces Judá dijo a Onán, hermano de Er: «Cásate con Tamar, como nuestra ley exige al hermano de un hombre que haya muerto. Tú debes darle un heredero a tu hermano».

Pero Onán no estaba dispuesto a tener un hijo que no fuera su propio heredero. Por eso, cada vez que tenía relaciones sexuales con la mujer de su hermano, derramaba el semen en el suelo. Esto evitaba que ella tuviera un hijo de su hermano. 10 Así que el Señor consideró una maldad que Onán negara un hijo a su hermano muerto, y el Señor también le quitó la vida a Onán.

11 Entonces Judá le dijo a Tamar, su nuera: «Vuelve a la casa de tus padres y permanece viuda hasta que mi hijo Sela tenga edad suficiente para casarse contigo». (Pero en realidad, Judá no pensaba hacerlo porque temía que Sela también muriera, igual que sus dos hermanos). Entonces Tamar regresó a vivir a la casa de sus padres.

12 Unos años después, murió la esposa de Judá. Cumplido el período de luto, Judá y su amigo Hira el adulamita subieron a Timna para supervisar la esquila de sus ovejas. 13 Alguien le dijo a Tamar: «Mira, tu suegro sube a Timna para esquilar sus ovejas».

14 Tamar ya sabía que Sela había crecido, pero aún no se había arreglado nada para que ella se casara con él. Así que se quitó la ropa de viuda y se cubrió con un velo para disfrazarse. Luego se sentó junto al camino, a la entrada de la aldea de Enaim, la cual está rumbo a Timna. 15 Judá la vio y creyó que era una prostituta, porque ella tenía el rostro cubierto. 16 Entonces se detuvo y le hizo una propuesta indecente:

—Déjame tener sexo contigo—le dijo, sin darse cuenta de que era su propia nuera.

—¿Cuánto me pagarás por tener sexo contigo?—preguntó Tamar.

17 —Te enviaré un cabrito de mi rebaño—prometió Judá.

—¿Pero qué me darás como garantía de que enviarás el cabrito?—preguntó ella.

18 —¿Qué clase de garantía quieres?—respondió él.

Ella contestó:

—Déjame tu sello de identidad junto con su cordón, y el bastón que llevas.

Entonces Judá se los entregó. Después tuvo relaciones sexuales con ella, y Tamar quedó embarazada. 19 Luego ella regresó a su casa, se quitó el velo y se puso la ropa de viuda como de costumbre.

20 Más tarde Judá le pidió a su amigo Hira el adulamita que llevara el cabrito a la mujer y recogiera las cosas que le había dejado como garantía, pero Hira no pudo encontrarla. 21 Entonces preguntó a los hombres de ese lugar:

—¿Dónde puedo encontrar a la prostituta del templo local que se sentaba junto al camino, a la entrada de Enaim?

—Nunca hemos tenido una prostituta del templo aquí—contestaron ellos.

22 Entonces Hira regresó a donde estaba Judá y le dijo:

—No pude encontrarla por ninguna parte, y los hombres de la aldea afirman que nunca ha habido una prostituta del templo pagano en ese lugar.

23 —Entonces deja que se quede con las cosas que le di—dijo Judá—. Envié el cabrito, tal como acordamos, pero tú no pudiste encontrarla. Si regresamos a buscarla, seremos el hazmerreír del pueblo.

24 Unos tres meses después, le dijeron a Judá:

—Tu nuera Tamar se ha comportado como una prostituta y ahora, como consecuencia, está embarazada.

—¡Sáquenla y quémenla!—ordenó Judá.

25 Pero cuando la sacaban para matarla, ella envió el siguiente mensaje a su suegro: «El dueño de estas cosas fue quien me dejó embarazada. Fíjese bien. ¿De quién son este sello, este cordón y este bastón?».

26 Judá los reconoció enseguida y dijo:

—Ella es más justa que yo, porque no arreglé que ella se casara con mi hijo Sela.

Y Judá nunca más volvió a acostarse con Tamar.

27 Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, se descubrió que esperaba gemelos. 28 Durante el parto, uno de los niños sacó la mano, entonces la partera le ató un hilo rojo en la muñeca y anunció: «Este salió primero». 29 Pero luego el niño metió la mano de vuelta, ¡y salió primero su hermano! Entonces la partera exclamó: «¡Vaya! ¿Cómo hiciste para abrirte brecha y salir primero?». Y lo llamaron Fares.[a] 30 Luego nació el niño que llevaba el hilo rojo en la muñeca, y lo llamaron Zera.[b]

Marcos 9

9 Jesús continuó diciendo: «¡Les digo la verdad, algunos de los que están aquí ahora no morirán antes de ver el reino de Dios llegar con gran poder!».

La transfiguración
2 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan y los llevó a una montaña alta para estar a solas. Mientras los hombres observaban, la apariencia de Jesús se transformó, 3 y su ropa se volvió blanca resplandeciente, más de lo que cualquier blanqueador terrenal jamás podría lograr. 4 Después aparecieron Elías y Moisés y comenzaron a conversar con Jesús.

5 Pedro exclamó: «Rabí,[a] ¡es maravilloso que estemos aquí! Hagamos tres enramadas como recordatorios:[b] una para ti, una para Moisés y la otra para Elías». 6 Dijo esto porque realmente no sabía qué otra cosa decir, pues todos estaban aterrados.

7 Luego una nube los cubrió y, desde la nube, una voz dijo: «Este es mi Hijo muy amado. Escúchenlo a él». 8 De pronto, cuando miraban ellos a su alrededor, Moisés y Elías se habían ido, y vieron solo a Jesús con ellos.

9 Mientras descendían de la montaña, él les dijo que no le contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del Hombre[c] se levantara de los muertos. 10 Así que guardaron el secreto, pero a menudo se preguntaban qué quería decir con «levantarse de los muertos».

11 Entonces le preguntaron:

—¿Por qué los maestros de la ley religiosa insisten en que Elías debe regresar antes de que venga el Mesías[d]?

12 Jesús contestó:

—Es cierto que Elías viene primero a fin de dejar todo preparado. Sin embargo, ¿por qué las Escrituras dicen que el Hijo del Hombre debe sufrir mucho y ser tratado con total desprecio? 13 Pero les digo, Elías ya vino, y ellos prefirieron maltratarlo, tal como lo predijeron las Escrituras.

Jesús sana a un muchacho endemoniado
14 Cuando regresaron adonde estaban los demás discípulos, vieron que los rodeaba una gran multitud y que algunos maestros de la ley religiosa discutían con ellos. 15 Cuando la multitud vio a Jesús, todos se llenaron de asombro y corrieron a saludarlo.

16 —¿Sobre qué discuten?—preguntó Jesús.

17 Un hombre de la multitud tomó la palabra y dijo:

—Maestro, traje a mi hijo para que lo sanaras. Está poseído por un espíritu maligno que no le permite hablar. 18 Y, siempre que este espíritu se apodera de él, lo tira violentamente al suelo y él echa espuma por la boca, rechina los dientes y se pone rígido.[e] Así que les pedí a tus discípulos que echaran fuera al espíritu maligno, pero no pudieron hacerlo.

19 Jesús les dijo:[f] «¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho».

20 Así que se lo llevaron. Cuando el espíritu maligno vio a Jesús, le causó una violenta convulsión al muchacho, quien cayó al piso retorciéndose y echando espuma por la boca.

21 —¿Hace cuánto tiempo que le pasa esto?—preguntó Jesús al padre del muchacho.

—Desde que era muy pequeño—contestó él—. 22 A menudo el espíritu lo arroja al fuego o al agua para matarlo. Ten misericordia de nosotros y ayúdanos si puedes.

23 —¿Cómo que “si puedo”?—preguntó Jesús—. Todo es posible si uno cree.

24 Al instante el padre clamó:

—¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!

25 Cuando Jesús vio que aumentaba el número de espectadores, reprendió al espíritu maligno.[g] «Escucha, espíritu que impides que este muchacho oiga y hable—dijo—. ¡Te ordeno que salgas de este muchacho y nunca más entres en él!».

26 Entonces el espíritu gritó, le causó otra convulsión violenta al muchacho y salió de él. El muchacho quedó como muerto. Un murmullo recorrió la multitud: «Está muerto», decía la gente. 27 Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó, y el muchacho se puso de pie.

28 Más tarde, cuando Jesús quedó a solas en la casa con sus discípulos, ellos le preguntaron:

—¿Por qué nosotros no pudimos expulsar ese espíritu maligno?

29 Jesús contestó:

—Esa clase solo puede ser expulsada con oración.[h]

Jesús predice otra vez su muerte
30 Saliendo de esa región, viajaron por Galilea. Jesús no quería que nadie supiera que él estaba allí, 31 porque deseaba pasar más tiempo con sus discípulos y enseñarles. Les dijo: «El Hijo del Hombre será traicionado y entregado en manos de sus enemigos. Lo matarán, pero tres días después se levantará de los muertos». 32 Ellos no entendieron lo que quería decir, sin embargo, tenían miedo de preguntarle.

El más importante en el reino
33 Después de llegar a Capernaúm e instalarse en una casa, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué venían conversando en el camino?». 34 Pero no le contestaron porque venían discutiendo sobre quién de ellos era el más importante. 35 Jesús se sentó y llamó a los doce discípulos y dijo: «Quien quiera ser el primero debe tomar el último lugar y ser el sirviente de todos los demás».

36 Entonces puso a un niño pequeño en medio de ellos. Y, tomándolo en sus brazos, les dijo: 37 «Todo el que recibe de mi parte[i] a un niño pequeño como este me recibe a mí, y todo el que me recibe, no solo me recibe a mí, sino también a mi Padre, quien me envió».

Uso del nombre de Jesús
38 Juan le dijo a Jesús:

—Maestro, vimos a alguien usar tu nombre para expulsar demonios, pero le dijimos que no lo hiciera, porque no pertenece a nuestro grupo.

39 —¡No lo detengan!—dijo Jesús—. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí. 40 Todo el que no está en contra de nosotros está a nuestro favor. 41 Si alguien les da a ustedes incluso un vaso de agua porque pertenecen al Mesías, les digo la verdad, esa persona ciertamente será recompensada.

42 »Si tú haces que uno de estos pequeños que confían en mí caiga en pecado, sería mejor que te arrojaran al mar con una gran piedra de molino atada al cuello. 43 Si tu mano te hace pecar, córtatela. Es preferible entrar en la vida eterna con una sola mano que en el fuego inextinguible del infierno[j] con las dos manos.[k] 45 Si tu pie te hace pecar, córtatelo. Es preferible entrar en la vida eterna con un solo pie que ser arrojado al infierno con los dos pies.[l] 47 Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Es preferible entrar en el reino de Dios con un solo ojo que tener los dos ojos y ser arrojado al infierno, 48 “donde los gusanos nunca mueren y el fuego nunca se apaga”[m].

49 »Pues cada uno será probado con fuego.[n] 50 La sal es buena para condimentar, pero si pierde su sabor, ¿cómo la harán salada de nuevo? Entre ustedes deben tener las cualidades de la sal y vivir en paz unos con otros.

Job 5

Continúa la respuesta de Elifaz

»Por más que grites por ayuda, ¿quién te responderá?
    ¿Cuál de los ángeles[a] te ayudará?
Te aseguro que el resentimiento destruye al necio,
    y los celos matan al ingenuo.
He visto a los necios triunfar momentáneamente en la vida,
    pero después llega la calamidad repentina.
Sus hijos quedan abandonados y lejos de toda ayuda;
    los oprimen en el tribunal y no hay quien los defienda.
Su cosecha la devoran los hambrientos,
    aun cuando esté rodeada de zarzas;[b]
    los sedientos jadean tras su riqueza.[c]
El mal no germina del suelo
    ni la aflicción brota de la tierra,
pero la gente nace para tener problemas
    tan cierto como que las chispas vuelan del fuego.

»Si yo estuviera en tu lugar, me acercaría a Dios
    y le presentaría mi caso.
Él hace grandezas, demasiado maravillosas para comprenderlas,
    y realiza milagros incontables.
10 Él envía lluvia a la tierra
    y agua a los campos.
11 Él hace prosperar a los pobres
    y protege a los que sufren.
12 Él frustra los planes de los que traman
    para que el trabajo de sus manos no prospere.
13 Él atrapa a los sabios en su propia astucia
    y desbarata sus ingeniosas maquinaciones.
14 Encuentran oscuridad en pleno día
    y andan a tientas al mediodía, como si fuera de noche.
15 Él rescata a los pobres de las palabras hirientes de los fuertes
    y los rescata de las garras de los poderosos;
16 por fin los pobres tienen esperanza
    y las fauces de los malvados son cerradas.

17 »¡Pero considera la alegría de aquellos a quienes Dios corrige!
    Cuando peques, no menosprecies la disciplina del Todopoderoso.
18 Pues aunque él hiere, también venda las heridas;
    él golpea, pero sus manos también sanan.
19 Te rescatará de seis desastres;
    aun en el séptimo, te guardará del mal.
20 Te salvará de la muerte en tiempo de hambre
    y del poder de la espada en tiempo de guerra.
21 Estarás seguro ante la calumnia
    y no tendrás miedo cuando llegue la destrucción.
22 Te reirás de la destrucción y del hambre,
    y no tendrás terror de los animales salvajes.
23 Estarás en paz con las piedras del campo
    y los animales salvajes estarán en paz contigo.
24 Sabrás que tu hogar está seguro;
    cuando revises tus posesiones, no te faltará nada.
25 Tendrás muchos hijos;
    ¡tus descendientes serán tan abundantes como la hierba!
26 Llegarás a la tumba de edad avanzada,
    ¡como una gavilla de grano cosechada a su debido tiempo!

27 »Hemos estudiado la vida y resulta que todo esto es verdad;
    escucha mi consejo y aplícalo a ti mismo