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Lea la Biblia en un año : 177º día

Lea la Biblia en un año : 177º día

Deuteronomio 31

Josué se convierte en el líder de Israel

31 Cuando Moisés terminó de dar esas instrucciones[a] a todo el pueblo de Israel, dijo: «Ya tengo ciento veinte años y no puedo seguir guiándote. El Señor me dijo: “No cruzarás el río Jordán”. Sin embargo, el Señor tu Dios sí cruzará delante de ti. Él destruirá a las naciones que viven allí, y tú tomarás posesión de esa tierra. Josué te guiará para cruzar el río, tal como el Señor prometió.

»El Señor destruirá a las naciones que viven en esa tierra, tal como destruyó a Sehón y a Og, los reyes de los amorreos. El Señor te entregará a los que viven allí, y tú tendrás que hacer con ellos lo que te ordené. ¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará».

Luego Moisés mandó llamar a Josué y, en presencia de todo Israel, le dijo: «¡Sé fuerte y valiente! Pues tú guiarás a este pueblo a la tierra que el Señor juró a sus antepasados que les daría. Tú serás quien la repartirá entre ellos y se la darás como sus porciones de tierra. No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará».

Lectura pública del libro de instrucción

Entonces Moisés escribió en un libro todo el conjunto de instrucciones y se lo dio a los sacerdotes que llevaban el arca del pacto del Señor y a los ancianos de Israel. 10 Luego Moisés les dio la siguiente orden: «Al final de cada séptimo año—el año de liberación—y durante el Festival de las Enramadas, 11 leerán este libro de instrucción a todo el pueblo de Israel cuando se reúna ante el Señor su Dios en el lugar que él elija. 12 Convoquen a todos—a hombres, mujeres, niños y a los extranjeros que vivan en sus ciudades—para que oigan lo que dice el libro de instrucción y aprendan a temer al Señor su Dios y a obedecer cuidadosamente todas las condiciones de estas instrucciones. 13 Háganlo para que sus hijos que no saben nada de estas instrucciones, las oigan y aprendan a temer al Señor su Dios. Háganlo mientras vivan en la tierra que van a poseer al cruzar el Jordán».

Predicción de la desobediencia de Israel

14 Luego el Señor le dijo a Moisés: «Ha llegado la hora de tu muerte. Llama a Josué y preséntate con él en el tabernáculo[b] para entregarle mi encargo a Josué allí». Entonces Moisés y Josué fueron y se presentaron en el tabernáculo. 15 Así que el Señor se les apareció en una columna de nube que se detuvo en la entrada de la carpa sagrada.

16 El Señor le dijo a Moisés: «Estás por morir y vas a reunirte con tus antepasados. Cuando ya no estés aquí, los israelitas comenzarán a rendir culto a dioses ajenos, los dioses de la tierra a la cual se dirigen. Me abandonarán y romperán el pacto que hice con ellos. 17 Entonces mi enojo arderá contra ellos. Los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán devorados. Pasarán terribles dificultades y, en aquel día, dirán: “¡Estas calamidades nos han ocurrido porque Dios ya no está entre nosotros!”. 18 En esos días esconderé mi rostro de ellos debido a toda la maldad que cometen al rendir culto a otros dioses.

19 »Por lo tanto, escribe este canto y enséñalo a los israelitas. Ayúdalos a que lo aprendan, para que me sirva de testigo contra ellos. 20 Pues los haré entrar en la tierra que juré dar a sus antepasados, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Allí llegarán a ser prósperos, comerán todo lo que quieran y engordarán. Pero comenzarán a rendir culto a otros dioses; me despreciarán y romperán mi pacto. 21 Entonces cuando les ocurran grandes calamidades, este canto servirá de prueba en su contra, porque sus descendientes jamás lo olvidarán. Yo conozco las intenciones de este pueblo, incluso ahora que todavía no han entrado en la tierra que prometí darles».

22 Así que, ese mismo día, Moisés escribió el canto y lo enseñó a los israelitas.

23 Luego el Señor encargó a Josué, hijo de Nun, con las siguientes palabras: «Sé fuerte y valiente porque tendrás que llevar al pueblo de Israel a la tierra que juré darles. Yo estaré contigo».

24 Cuando Moisés terminó de escribir todo el conjunto de instrucciones en un libro, 25 les dio la siguiente orden a los levitas que llevaban el arca del pacto del Señor26 «Tomen este libro de instrucción y pónganlo al lado del arca del pacto del Señor su Dios, para que quede allí como testigo contra ustedes, los israelitas. 27 Pues yo sé lo rebeldes y tercos que son. Incluso ahora que todavía sigo vivo y estoy con ustedes, se han rebelado contra el Señor. ¡Cuánto más rebeldes se pondrán después de mi muerte!

28 »Llamen ahora a todos los ancianos y a los funcionarios de las tribus, para que les hable directamente y ponga al cielo y a la tierra como testigos en su contra. 29 Yo sé que después de mi muerte ustedes se corromperán por completo y se apartarán del camino que les ordené seguir. En los días futuros, les vendrán calamidades porque harán lo malo a los ojos del Señor y lo enojarán mucho con sus acciones».

El canto de Moisés

30 Entonces Moisés recitó el canto entero en presencia de toda la congregación de Israel:

Salmos 119:97-120

Mem

97 ¡Oh, cuánto amo tus enseñanzas!
    Pienso en ellas todo el día.
98 Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos,
    pues me guían constantemente.
99 Así es, tengo mejor percepción que mis maestros,
    porque siempre pienso en tus leyes.
100 Hasta soy más sabio que los ancianos,
    porque he obedecido tus mandamientos.
101 Me negué a andar por cualquier mal camino,
    a fin de permanecer obediente a tu palabra.
102 No me he apartado de tus ordenanzas,
    porque me has enseñado bien.
103 ¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!
    Son más dulces que la miel.
104 Tus mandamientos me dan entendimiento;
    ¡con razón detesto cada camino falso de la vida!

Nun

105 Tu palabra es una lámpara que guía mis pies
    y una luz para mi camino.
106 Lo prometí una vez y volveré a prometerlo:
    obedeceré tus justas ordenanzas.
107 He sufrido mucho, oh Señor;
    restaura mi vida, como lo prometiste.
108 Señor, acepta mi ofrenda de alabanza
    y enséñame tus ordenanzas.
109 Mi vida pende de un hilo constantemente,
    pero no dejaré de obedecer tus enseñanzas.
110 Los malvados me han tendido sus trampas,
    pero no me apartaré de tus mandamientos.
111 Tus leyes son mi tesoro;
    son el deleite de mi corazón.
112 Estoy decidido a obedecer tus decretos
    hasta el final.

Sámec

113 Detesto a los que tienen divididas sus lealtades,
pero amo tus enseñanzas.
114 Tú eres mi refugio y mi escudo;
tu palabra es la fuente de mi esperanza.
115 Lárguense de mi vida, ustedes los de mente malvada,
porque tengo la intención de obedecer los mandatos de mi Dios.
116 ¡Señor, sostenme como prometiste para que viva!
No permitas que se aplaste mi esperanza.
117 Sostenme y seré rescatado;
entonces meditaré continuamente en tus decretos.
118 Pero has rechazado a todos los que se apartan de tus decretos,
quienes no hacen más que engañarse a sí mismos.
119 Desechas a los perversos de la tierra como si fueran desperdicios;
¡con razón me encanta obedecer tus leyes!
120 Me estremezco por mi temor a ti;
quedo en temor reverente ante tus ordenanzas.

Isaías 58

Verdadera y falsa adoración

58 «Grita con la voz de un toque de trompeta.
    ¡Grita fuerte! No seas tímido.
¡Háblale a mi pueblo Israel[a] de sus pecados!
    Sin embargo, ¡se hacen los piadosos!
Vienen al templo todos los días
    y parecen estar encantados de aprender todo sobre mí.
Actúan como una nación justa
    que nunca abandonaría las leyes de su Dios.
Me piden que actúe a su favor,
    fingiendo que quieren estar cerca de mí.
“¡Hemos ayunado delante de ti!—dicen ellos—.
    ¿Por qué no te impresionamos?
Hemos sido muy severos con nosotros mismos,
    y ni siquiera te das cuenta”.

»¡Les diré por qué!—les contesto—.
    Es porque ayunan para complacerse a sí mismos.
Aun mientras ayunan,
    oprimen a sus trabajadores.
¿De qué les sirve ayunar,
    si siguen con sus peleas y riñas?
Con esta clase de ayuno,
    nunca lograrán nada conmigo.
Ustedes se humillan
    al hacer penitencia por pura fórmula:
inclinan la cabeza
    como cañas en el viento,
se visten de tela áspera
    y se cubren de cenizas.
¿A eso le llaman ayunar?
    ¿Realmente creen que eso agrada al Señor?

»¡No! Esta es la clase de ayuno que quiero:
pongan en libertad a los que están encarcelados injustamente;
    alivien la carga de los que trabajan para ustedes.
Dejen en libertad a los oprimidos
    y suelten las cadenas que atan a la gente.
Compartan su comida con los hambrientos
    y den refugio a los que no tienen hogar;
denles ropa a quienes la necesiten
    y no se escondan de parientes que precisen su ayuda.

»Entonces su salvación llegará como el amanecer,
    y sus heridas sanarán con rapidez;
su justicia los guiará hacia adelante
    y atrás los protegerá la gloria del Señor.
Entonces cuando ustedes llamen, el Señor les responderá.
    “Sí, aquí estoy”, les contestará enseguida.

»Levanten el pesado yugo de la opresión;
    dejen de señalar con el dedo y de esparcir rumores maliciosos.
10 Alimenten a los hambrientos
    y ayuden a los que están en apuros.
Entonces su luz resplandecerá desde la oscuridad,
    y la oscuridad que los rodea será tan radiante como el mediodía.
11 El Señor los guiará continuamente;
    les dará agua cuando tengan sed
    y restaurará sus fuerzas.
Serán como un huerto bien regado,
    como un manantial que nunca se seca.
12 Algunos de ustedes reconstruirán las ruinas desoladas de sus ciudades.
    Entonces serán conocidos como reconstructores de muros
    y restauradores de casas.

13 »Guarden como santo el día de descanso;
    en ese día no se ocupen de sus propios intereses,
sino disfruten del día de descanso
    y hablen del día con delicia, por ser el día santo del Señor.
Honren el día de descanso en todo lo que hagan ese día
    y no sigan sus propios deseos ni hablen palabras inútiles.
14 Entonces el Señor será su delicia.
    Yo les daré gran honor
y los saciaré con la herencia que prometí a su antepasado Jacob.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!».