Sube o Muere

¿Qué importa si no sabe hacia dónde va?

Uno puede tener metas, ser organizado y hasta un buen plan, pero aun así no saber hacia dónde se dirige. Incluso los mejores planes pueden fallar si no hay determinación para terminarlos. Y seamos honestos: a veces, aunque haya determinación, no se logra. Es natural cansarse o frustrarse cuando no vemos cambios, aun esforzándonos por mejorar.

Todos llegaremos a la cima de la montaña, donde todo parece difícil. La subida es dura: los músculos se cansan, los pies duelen y hasta da sed. De manera natural, no podemos depender de nosotros mismos para encontrar descanso, porque simplemente no lo lograremos.

¿Qué nos da el descanso que necesitamos para seguir adelante?

“El Señor los guiará continuamente; les dará agua cuando tengan sed y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se seca” (Isaías 58:11).

El sustento que necesitamos siempre es Dios. Para tener resultados sobrenaturales, necesitamos lo sobrenatural en nuestra vida. El Señor es quien nos da fuerza y fortaleza para seguir adelante.

Por eso la Biblia dice:

“¡El SEÑOR Dios es mi fortaleza!

Él hará mis pies como de venado

y me hará andar sobre las alturas” (Habacuc 3:19).

Este versículo nos enseña que Dios no solo nos da fuerza, sino que es la fuente de nuestra fortaleza. No podemos confiar únicamente en nuestra propia capacidad, sino en Dios.

Así como un venado salta por los montes sin importar lo que haya delante, Él quiere que avancemos con esa confianza en cualquier situación.

La fe no se preocupa por todo el recorrido, sino por tomar la bendición sin detenerse ante nada.

Tenemos que seguir subiendo para alcanzar lo eterno.

¡Dios es la fortaleza!