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Noche de Salvación en el Estado de Texas

El pasado miércoles, 12 de junio de 2024, el obispo Clodomir Santos visitó la sede estatal de Texas ubicada en la ciudad de Houston.

El pasado miércoles, 12 de junio de 2024, el obispo Clodomir Santos visitó la sede estatal de Texas ubicada en la ciudad de Houston. El obispo Clodomir es responsable del trabajo evangélico de la Universal en los Estados Unidos. Los tejanos lo esperaban con anticipación para escuchar la orientación que el Espíritu Santo tenía para ellos. La expectativa de los presentes era recibir las bendiciones de Dios, como está prometido en las Sagradas Escrituras, en sus vidas a través de la fe.

Incluso, se habló de la importancia de entender y aplicar la fe para tomar posesión de lo prometido. La Palabra de Dios nos dirige de esta manera, “…Volved a mí y yo volveré a vosotros —dice el Señor de los ejércitos. Pero decís: «¿Cómo hemos de volver?».” (Malaquías 3:7) El principio de la relación con el Señor Jesús existe cuando uno vuelve a Él porque de esa misma manera Él vuelve a nosotros. En otras palabras, si uno está con Dios, Él está con uno. Cuando uno tiene dudas es porque no se ha comprometido con Dios.

La Palabra sigue así, “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: «¿En qué te hemos robado?». En los diezmos y en las ofrendas” (Malaquías 3:8). En referencia al versículo, la Palabra nos está orientando con el relacionamiento que tenemos con Dios. Muchos piensan que cuando dan el diezmo y la ofrenda solo están dando dinero a la iglesia, pero el diezmo y la ofrenda no son dinero, es el relacionamiento privado de uno mismo. Dar el diezmo y la ofrenda es ponerse a disposición del Espíritu Santo. También es ponerse en dependencia de Dios. En otras palabras, el acto de darle a Dios lo que le pertenece es tener relación, aunque haya luchas.

Él nos da la dirección y la fortaleza para enfrentar con perseverancia, con paciencia, y después vencer.

La Palabra de Dios nos orienta más, “Con maldición estáis malditos, porque vosotros, la nación entera, me estáis robando” (Malaquías 3:9). Si antes nuestra condición estaba maldecida, hoy tiene que ser bendecida. Cuando uno tiene relación con Dios, uno no debe caminar con la cabeza hacia abajo, con dudas, preocupación e inseguridades, porque uno tiene que tener fe en creer que Dios le dará la salida. Dios nos da escape para todo.

Incluso, la Palabra dice, “Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto —dice el Señor de los ejércitos— si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10). En la iglesia hay dos clases de alimentos: el físico, para la gente que no tiene qué comer, y el alimento principal, la Palabra, que es la oración también. Uno tiene que experimentar la bendición con prueba. Es más, uno tiene que entrar en la dimensión de siempre estar haciendo pruebas. Todas las veces que usted se encuentre con un problema, una situación, no presente apenas una ofrenda. No espere que el pastor le llame para hacer pruebas. Ponga su fe en práctica y actúe haciendo pruebas. Nada es automático y cuando vienen los problemas uno tiene que imponer la derrota con pruebas. Siempre entre nosotros habrá demonios para impedir que tomemos posesión de la promesa. Siempre. Y así fue con Jesús.

Hasta cuando usted piense que no tiene nada, recuérdese que usted tiene fe para vencer.

Venza para prosperar.

Incluso, el obispo habló del tema de la fe sobrenatural y la fe de Abraham.

Existen dos tipos de fe, la natural y la sobrenatural. La fe natural viene desde que nacemos y funciona dentro de nuestro ser, así como los cinco sentidos, mientras que la fe sobrenatural solo se desenvuelve en un mundo totalmente espiritual a través del conocimiento de la Palabra de Dios. La fe sobrenatural es el único canal de comunicación entre el mundo físico y el espiritual, entre el ser (humano y Dios).

En otras palabras, cuando nosotros oramos, no estamos solo rezando; nosotros no oramos para intentar, nosotros no oramos cuando hablamos con Dios, no hablamos con el pensamiento “¿Será que Él me escucha?” Nosotros sabemos que además de escucharnos, Él nos responderá. Pero la fe sobrenatural nos da la conciencia de que tendremos que perseverar con paciencia. La fe sobrenatural, que es la fe consciente, la fe inteligente, sabe que hay un proceso, hay comienzo, medio y fin.

En las Sagradas Escrituras encontramos muchos ejemplos de manifestación de fe natural, incluso de acuerdo con el escritor de Hebreos. La definición propia de fe es “…la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1) Los que tienen fe sobrenatural esperan y persiguen las promesas. No es lo que uno quiere, sino lo que está prometido. Y las reglas que establecen las leyes físicas son directamente contrarias a las reglas que rigen la ley de la fe. En otras palabras, la fe sobrenatural es la certeza más absoluta de que Dios y que Él cumple con Su Palabra.

Por ejemplo, nosotros en estos días les hemos hablado y seguiremos hablando sobre Abraham. Abraham solo recibió el hijo prometido, que fue Isaac, cuando tenía la fe suficiente para obedecer a Dios en la entrega de este hijo en el altar.

Mientras Dios supo que no tenía madurez, no tenía la fe suficiente para obedecer esta palabra de entregar a su hijo como sacrificio, no lo recibió. Cuando Dios vio que tenía la fe para obedecerle en este aspecto, que fue la entrega de Isaac, fue cuando Dios le dio. Porque todo lo que Dios nos da es para servir a sus propósitos.

Cuando se trata de fe sobrenatural, el primer héroe que se recuerda es Abraham. Aunque la Biblia resume su historia en apenas unos pocos capítulos, aún así, lo que nos informa al respecto es suficiente para mostrar el tipo de fe que realmente agrada a Dios.

La fe que no se apoya en testimonios ajenos, emociones o cualquier tipo de entusiasmo que provenga de la naturaleza humana, y sí de la fe que se apoya en la Palabra de Dios, que piensa y actúa de acuerdo a los pensamientos de Él.

El Espíritu Santo, a través del profeta Isaías, exhorta lo siguiente: “Escúchenme, ustedes…” y enseguida dice: “Miren a Abraham…” Y después, “Préstame atención, pueblo mío” (Isaías 51:1-3). No necesitamos ver a Dios, ni mucho menos sentirlo. Basta con creer en su palabra y estaremos escuchándolo.

Abraham es el claro ejemplo de vivir por la fe, de esa manera Dios nos muestra el camino hacia el éxito: ESCUCHARLO como Abraham lo escuchó, OBEDECER su voz como Abraham lo obedeció; y finalmente, ATENDER, o sea, no solamente escucharlo, pero lo más importante de todo: obedecer, practicar y actuar según a Su Palabra.

Aunque la emoción que es el corazón, diga no. Pero usted impone y derrota su emoción, su corazón, para obedecer la palabra.

Uno debe obedecer, pero si uno no está viviendo la fe sobrenatural no hay cómo.

Recuérdense y reflexionen: Todo lo relacionado con la fe viene del Espíritu Santo.

En conclusión, el día miércoles fue una gran bendición para todos los que participaron. El pueblo recibió la bendición del obispo, la fe de cada uno fue fortificada a través de la Palabra predicada y la unión de la iglesia en oración para permanecer en la fe de Abraham. Fue una noche que quedó marcada en la mente y en el corazón de todos los que estuvieron presentes en este servicio especial.

Si usted o alguien que conoce desea saber más sober La Noche de Salvación, acompáñenos los miércoles para tener un encuentro con el Espíritu Santo a las 7am, 10am, 4pm, principalmente 7pm en el 625 S Bonnie Brae St, Los Ángeles, CA 90057 o en la Universal más cercana a usted.

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