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Mendigar amor

Mendigar amor

Una de las cosas más bonitas que existen…es cuando ya no tiene que mendigar amor.

Un amor que le da su lugar.
Que no le hace dudar de cuánto le quieren o cuánto le valoran.
Un amor atento a sus necesidades,
que le escucha, le calma y apaga sus inseguridades, en lugar de despertarlas.

Un amor capaz de decir:
 “No me gusta, pero por ti lo haría.”

Un amor que desea conocerle de verdad,
que le acompaña en los altos y en los bajos,
que le ve por quien usted es, no solo por lo que puede ofrecer.

Un amor que no solo le da compañía,
sino un compañero de vida.

Lamentablemente, para muchos, ese amor parece existir solo en los cuentos.
Muchos nunca lo han conocido…
y se conforman con lo mínimo:
un “perdón, me olvidé de contestarte”,
un “solo fue un beso”,
o un “esa noche fue un error.”

Aceptan las migajas con tal de quedarse cerca de la mesa.

Hoy en día, muchas mujeres han bajado su valor por mantener una relación que las consume,
una relación que les roba la paz, la energía y la esencia.

Pero deténgase y pregúntese:
¿Vale la pena seguir en algo que le hace dudar de su valor como mujer?

Quizás fue la falta de amor en la infancia, el rechazo de otros, o las heridas de relaciones pasadas…

Pero hay una verdad que no cambia:
Las personas solo le dan lo que usted permite.

Cada vez que puso las necesidades de otros por encima de las suyas, les enseñó que las suyas no importan.
Cada “sí” que dio cuando quería decir “no” fue una forma de olvidarse de usted misma.

Y sin darse cuenta, uno cae en un ciclo de cosas que acepta solo por el miedo a no ser aceptada.

Pero, mujer… la Biblia dice:

“Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará?
 ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!”
 — Proverbios 31:10

Mujer ejemplar.

Eso es lo que usted es: una mujer fuerte, sabia, trabajadora y compasiva;
una que inspira y guía a su familia y comunidad.

Y Dios dice que usted es más valiosa que las piedras preciosas.


 ¿Se da cuenta de lo que eso significa?

Hoy la gente pelea por tierras con oro, plata y diamantes,
pero el Creador de todo eso declara que usted vale más que todo eso.

Dios conoce su valor y quiere lo mejor para usted.
Pero es necesario que usted también lo reconozca.

Cuando lo haga, encontrará a quien la trate como merece:
como Cristo ama a Su iglesia.

Qué hermoso, ¿verdad?

Recuerda: las personas solo respetan los límites que usted establece.
Y el cambio más poderoso comienza cuando decide reconocer su valor.

Para finalizar, sabes, ese sentimiento cuando la persona que más amas te mira fijamente…
Parece que el mundo se detiene a tu alrededor.
En ese instante, solo existen ustedes dos.
Tus ojos brillan.
Te sientes en paz.
Todo encaja.
Así es el amor verdadero: no te consume, te completa.


“Esposas, sométanse a sus esposos, porque así lo ha dispuesto el Señor.

Esposos, amen a sus esposas y nunca las maltraten.”

Colosenses 3:18-19