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El baile es una poderosa forma de arte, una que permite a las personas expresarse sin usar palabras. A través del movimiento, el ritmo y la energía, el baile comunica emociones, cuenta historias y une a individuos de distintas culturas y orígenes. Ya sea tradicional, regional o moderno, cada tipo de baile lleva consigo un significado y un propósito. Para algunos, es una vía de escape o una forma de liberar tensiones del día a día. Para otros, simplemente un pasatiempo saludable. Y para muchos más, se convierte en un camino de disciplina y entrega, donde cada paso practicado refleja compromiso. Sin embargo, el baile no siempre tiene que ser algo serio—también puede ser divertido, motivador y una manera de construir comunidad y amistad.
YPG realizó el evento en diferentes estados, uniendo a jóvenes de distintas regiones bajo una misma pasión: el baile. Aunque estuvieron en lugares distintos, los participantes compartieron el mismo amor por el entretenimiento, la tradición y la autoexpresión. No fue solo una competencia—fue una celebración llamada MegaDance, llena de alegría, música y propósito. A través del programa “A través de un baile”, los jóvenes tuvieron la oportunidad de mostrar su talento, encontrar motivación y sentirse más seguros de sí mismos y de lo que pueden ofrecer.
El ambiente estuvo cargado de energía—aplausos, vítores y el sonido de los pies marcando el ritmo en el suelo. Todos bailaron con entusiasmo, no solo por diversión, sino también para glorificar a Dios y alcanzar a otros con Su mensaje. Nuevas almas llegaron, participaron y se unieron a la celebración. Fue más que un evento; fue un encuentro espiritual.
En medio de esta fiesta llena de luz, el propósito se hizo claro: no solo bailar por bailar, sino hacerlo con agradecimiento y dirección. Como nos recuerda la Palabra de Dios: “Dando gracias al Padre… que nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de Su amado Hijo.”
— Colosenses 1:12-13″
Este evento fue una representación viva de esa liberación. Muchos jóvenes llegaron cargando ansiedad, tristeza o confusión, pero se encontraron con una nueva identidad y un nuevo gozo al ser parte de algo más grande: el Reino de Dios.
Y para quienes se preguntan cómo encontrar ese propósito, la clave está en poner a Dios primero en todo. En palabras de Jesús: “Buscad primero el Reino de Dios, y todo lo demás será añadido.” — Mateo 6:33
MegaDance no fue solo una expresión artística, sino una búsqueda colectiva de algo eterno. Fue un espacio donde, a través de cada paso, cada sonrisa y cada canción, los jóvenes aprendieron que al priorizar a Dios, todo lo demás—alegría, paz, identidad, comunidad—les sería añadido.
En resumen, el baile se convirtió en un símbolo de felicidad—como en los tiempos antiguos, una forma de expresar nuestro gozo. Cada giro, cada movimiento, fue una muestra de cómo Dios nos saca de la oscuridad y nos lleva a la luz. MegaDance no se trató solo de moverse, sino de transformarse. Demostró que incluso algo tan sencillo y alegre como el baile puede ser una herramienta poderosa para sanar, conectar y glorificar a Dios.
Todos los domingos, los jóvenes de la Iglesia Universal de la Bonnie Brae y de todo California se reúnen para una conexión especial en la que se abordan temas espirituales, como el de este artículo. Este pasado domingo se llevó a cabo la conexión titulada “A mi manera”, donde los jóvenes trajeron a sus padres y juntos pudieron tener un momento de reflexión. Este evento culminó en un convivio, donde todos los participantes compartieron una comida y recibieron una oración enfocada en la unión familiar.
Si desea más información sobre las actividades realizado a través de los proyectos que forman parte de YPG, visítenos en el 625 S Bonnie Brae St Los Ángeles, CA 90057, o en la Universal más cercana. También puede encontrar información sobre YPG en los Estados Unidos siguiéndonos en las siguientes plataformas:
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