Noticias | - 3:59 pm
En algún momento, alguien nos ayudó cuando estábamos pasando por una dificultad. Tal vez fue con dinero, comida, ropa o simplemente con un consejo, pero gracias a eso pudimos salir adelante. Sin embargo, muchas veces esa ayuda solo sirve por un momento; no es algo que dure. Los momentos difíciles, cuando llegan, no siempre se resuelven en un día; a veces pueden extenderse por meses o incluso por un año.
La Biblia nos enseña sobre este tema: “Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse, y uno de ustedes le dice: ‘Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien’, pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve?” (Santiago 2:15-16).
El versículo habla de personas que están pasando por necesidades básicas: comida y ropa. Pero no se refiere solo a ayudar a alguien momentáneamente, sino a cuidar de verdad. Uno puede desearle lo mejor a alguien e incluso resolver su necesidad inmediata, pero eso termina siendo superficial y no brinda seguridad. En otras palabras, no alimenta la vida de la persona que necesita ser ayudada.
Cuidar no es solo darle comida, ropa o un lugar donde vivir, sino estar presente de forma constante. Aquí se habla de fe (confianza), porque de ahí nace la esperanza para crecer como persona.
Con todo esto dicho, la fe de la que habla la Biblia no es algo superficial, sino algo que se refleja en acciones y en la práctica. No se pueden ignorar las necesidades básicas de los demás, pero la verdadera necesidad comienza con la falta de fe, que es lo que a muchos en realidad les hace falta. Recordemos que la fe (confianza) sin acciones no tiene valor.
Por eso, aquí en la Universal, a través del proyecto Unisocial, cada semana nos reunimos para vivir esta fe de la que se está hablando. Durante las conexiones especiales se entregan alimentos básicos como comida, ropa, agua e incluso chequeos de salud para todos. Pero más allá de lo físico, también se ofrece alimento de fe (confianza) en Dios.