Noticias | - 2:38 pm
Antes de que lean este artículo, necesito que entiendan que, en tiempos antiguos, cuando Él hablaba, la gente creía. Hoy en día, cuando leemos o meditamos en la Palabra, debemos creer que Él nos está hablando de la misma manera que lo hacía en aquel tiempo. Cuando se cree de esta manera, es imposible que no haya respuesta de Él.
Entonces, pongan atención a cómo Dios habló en Su Palabra. La Palabra dice: “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—…” (Jeremías 29:11).
El Señor Dios. El Señor Dios Todopoderoso está hablando con todos a través de Su Palabra.
Él está hablando sobre Sus planes.
Continúa: “Son planes para lo bueno y no para lo malo…” (Jeremías 29:11). Aquí está el punto clave porque, así como hay planes de Dios para lo bueno, hay planes del diablo para lo malo. Pero, solo el hecho de venir a la iglesia, incluso por primera vez, significa que Dios lo ha incluido en Sus planes.
Sigue: “Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11). Según la Palabra, el significado de “esperanza” es tomar posesión de las promesas de Dios. El futuro del que Él habla es victorioso. Un día la muerte nos llegará, porque tarde o temprano la muerte llega, pero nuestro futuro será en la gloria eterna.
Viviremos para siempre en la presencia de Dios.
Porque Él nos ha incluido en Sus planes. Pero, uno tiene que estar incluido y ser incluido en Sus planes.
La Palabra nos enseña más: “En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me encontrarán—dice el SEÑOR—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su bienestar” (Jeremías 29:12). No se confundan, el Señor Dios no está hablando de los días pasados ni de tiempos antiguos; Él está hablando de los días de hoy, del ahora. Uno tiene que orar de todo corazón.
Uno tiene que tener fe en que Dios va a restablecer su bienestar.
Hay muchos que piensan que cuando encuentran a una persona mala, esa persona simplemente es así. Pero no, es un espíritu maligno que se ha apoderado de la persona. Necesitan saber que, si tal persona muriera y hubiera demonios en su cuerpo, siempre habrá un demonio que es el principal. Normalmente son varios espíritus que actúan en el cuerpo de una persona, pero siempre hay uno que quiere dominar la mente, controlar los pensamientos y sentimientos. Cuando la mente es dominada, surgen el rencor y los resentimientos de odio. Muchas personas piensan que el rencor, el resentimiento y el odio son simplemente malos sentimientos, pero, en realidad, son manifestaciones de un demonio, un espíritu que revela la personalidad de uno. Por ejemplo, si observamos, nos damos cuenta de que hay personas que son emocionalmente inestables y de repente su mirada cambia y te maltratan. Esto es un tipo de espíritu que se está manifestando. Esto ocurre porque este espíritu maligno está viviendo y dominando el cuerpo de la persona. Es de esa misma dominación del mal de dónde vienen el nerviosismo, la rabia, el guardar resentimiento, el odio, la amargura, las opresiones y la depresión. Pero, cuando uno tiene el Espíritu Santo y viene a la iglesia, uno puede expulsar esos malos espíritus de su cuerpo. El Espíritu Santo nos permite ver con la visión del Espíritu para poder identificar fácilmente a aquellos que vienen cargados espiritualmente.
Por eso Jesús dijo que los ojos son la lámpara del cuerpo. Entonces, nosotros percibimos en la mirada que alguien está mal espiritualmente, está en cautiverio. Pero la promesa es que Él nos sacará de este cautiverio y uno tendrá bienestar, en otras palabras, uno tendrá paz.
Si usted o alguien que conoce desea encontrar eventos como Inclúyase en Sus planes, acompáñenos los viernes a las 7am, 10am, 4pm, y principalmente a las 7pm en el 625 S Bonnie Brae St, Los Ángeles, CA 90057 o en la Universal más cercana a usted.
Ubique la Universal más cercana a usted: Direcciones
Si usted tiene una pregunta o le gustaría una orientación: Contáctenos
Si le gustaría añadir su nombre y el de su familia en el libro de oración: Libro de Oración
Regrese a la página principal: Página Principal
Alimente su fe: Viviendo por la Fe