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Fundamento de la Meditación

Fundamento de la Meditación

¿Está usted usando la Palabra de Dios cómo debería?

El fundamento más importante que uno siempre debe practicar es la MEDITACIÓN. Una práctica que todo ser humano utiliza para obtener información es hacerlo de boca en boca. En otras palabras, el ser humano a veces solo se deja llevar por lo que escucha o por lo que otros dicen, sin investigar si la información es verdadera. Pero, la Palabra de Dios nos anima que meditemos en la Biblia para que razonemos en Él.

La Palabra dice así: “Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra” (Salmos 119:148). Según el salmista David, que fue usado por el Espíritu Santo, uno no solo tiene que orar, sino también meditar en Su Palabra. No malinterprete, uno tiene que asistir y oír la Palabra, y practicar la congregación porque está escrito. Pero también tiene que leer y meditar en lo que fue predicado.

¿Por qué uno tiene que meditar?

Uno tiene que meditar para que Dios le hable de la VERDAD, y también para que uno vea la verdad. En otras palabras, uno tiene que saber que lo que otros hablan de Dios no es mentira.

La Palabra nos revela: “en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno…. y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios” (Efesios 6:16-17).

Escrito está en las Sagradas Escrituras que la Palabra es el escudo y la espada de la fe. Sin embargo, si relacionamos esto con la meditación, se revela la pregunta clave: ¿cómo puede uno defenderse con algo que ni siquiera sabe usar?

Jesús fue tentado por Satanás, pero supo cómo defenderse y mantenerse fiel a Dios usando la Palabra. Es decir, el Señor Jesús usó lo que meditó para defenderse (Mateo 4:1-11).

La Sagradas escritura nos da varios ejemplos de la importancia de la meditación.

La Palabra nos guía: “Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito” (Josué 1:8).

Leer, meditar y hablar de la Palabra de Dios fue la instrucción dada a Josué para que se mantuviera fiel. Y por más ocupado que estuviera con tareas importantes, debía tener tiempo para lo que es indispensable: su vida espiritual. Para ello, Josué tendría que hacer mucho más que una simple lectura de las Escrituras. Era necesario meditar en ellas.

Meditar no es solo leer, sino reflexionar sobre las instrucciones reveladas por el Espíritu Santo y aplicarlas en el día a día. También es a través de la relación con las Escrituras que conocemos los pensamientos de Dios y Su voluntad en relación con todos los aspectos de la vida humana. Y, a medida que meditamos en Su Palabra, somos guiados por una fe genuina y, de esta manera, no tomaremos malas decisiones y seremos protegidos de la duda, pues sabremos cuál es la dirección correcta a seguir

La Palabra nos guía: “¡CUÁNTO amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. TUS mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre. TENGO más discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación” (Salmos 119:97-99).

¿Qué hacer?

 

  • Esfuércese por levantarse más temprano para dedicar los primeros minutos de su día a la meditación de la Palabra.

 

  • Ore antes, pidiéndole a Dios que hable con usted y que guíe sus pensamientos con discernimiento.

 

  • Obedezca la Palabra de Dios, pues la obediencia es fundamental para quien desea disfrutar de una vida de entendimiento con el Altísimo.

Acompáñenos todos los miércoles en el estudio de Fundamento de la Meditación a las 7 a.m., 10 a.m., 4 p.m., y principalmente a las 7 p.m. con el Obispo Clodomir Santos en el 625 S Bonnie Brae St, Los Ángeles, CA 90057, o en la Universal más cercana a usted.

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