Noticias | - 8:00 am
La muerte, el llanto, el dolor y todo lo demás que nos hace sufrir hoy, nunca más será recordado, pues el Propio Dios habitará con nosotros y nos protegerá, como un padre protege a sus hijos. Todo el sufrimiento que hemos pasado por causa de la justicia y de la fe en el Señor Jesús, incluyendo las humillaciones, persecuciones, difamaciones, desprecios, traiciones, desiertos y todo aquello que intenta quitarnos nuestra paz con Dios, son solo una leve y momentánea tribulación. Debemos dar gracias a Dios por eso. Porlo tanto, ¡no desanimemos! Aunque seamos considerados la escoria del mundo, somos los más felices de todos los hombres, por todo lo que Dios ha preparado para aquellos que Lo aman.
Nuestro Creador no va a mejorar el Cielo y la Tierra que ya existen, ¡sino a hacerlos nuevos! Así también quiere hacer con usted — no mejorar su vida, sino hacerla totalmente nueva. No se trata solo de un cambio exterior. Lo que Dios quiere es cambiar todo su interior, que va a permanecer eternamente: su alma y su espíritu. Por eso, el Señor Jesús fue tan enfático al hablar del nuevo nacimiento. Ser una nueva criatura es la condición para entrar y vivir eternamente en el Reino de los Cielos.
El Altísimo quiere ponerle fin, definitivamente, al pasado pecaminoso de cada uno. Por lo tanto, cuando nos arrepentimos de los pecados cometidos, nuestro Señor no solamente los perdona, sino que también los lanza al mar del olvido. Y así como Él está dispuesto a borrar de Su memoria nuestro pasado sucio, exige también que nos concedamos el perdón los unos a los otros y olvidemos las transgresiones cometidas.
Continuará…
Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego
Autor: Obispo Renato Cardoso