Noticias | - 4:35 pm
Fuimos creadas delicadas, pero con una fortaleza inmensa. Nuestro cuerpo vive bajo constante presión biológica: pasamos por la fase lútea o premenstrual, luego los días de la regla, después la fase folicular… una tras otra. Hinchazón, cambios de humor, sensibilidad: lo atravesamos todo, y aun así seguimos de pie.
Muchas veces nos llaman “emocionales”. Y sí, lo somos, porque enfrentamos ciclos y cambios continuos. Pero esa misma sensibilidad es también un regalo: nos permite conectar, entender y abrazar el dolor ajeno.
Fuimos bendecidas con privilegios únicos: el de ser madres, el de edificar, el de ser portadoras de vida y esperanza.
“Dios está en medio de ella; no será conmovida; Dios la ayudará al clarear la mañana.”(Salmos 46:5)
Cuando Dios está con nosotras, nada nos derriba. Nada nos sacude. Al contrario, permanecemos firmes y con gracia en cada temporada, porque es Él quien nos sostiene.