Noticias | - 8:31 am
¿Siente que hace el bien o que ayuda a todos, pero no recibe apoyo?
Tal vez, en este momento, todo se sienta muy dividido. Por ejemplo, usted está en el trabajo y siente que apoya a sus compañeros, pero nadie le apoya. O quizás está en la escuela, se siente abrumado por todo el esfuerzo que está haciendo, y siente que nadie lo nota. Este tipo de “desprecio” silencioso puede, poco a poco, hacerle sentir dividido por dentro. Incluso puede llevarle a preguntarse por qué vale la pena seguir haciendo el bien.
Hacer el bien puede parecer muy sacrificado. Muchos son motivados a hacerlo, pero con el tiempo lo abandonan porque no se sienten valorados. El rechazo hacia quienes hacen el bien incluso se refleja en nuestra cultura. Por ejemplo, si observamos historias de superhéroes —aunque sean ficticias—, en muchas de ellas, quienes salvan al mundo terminan siendo perseguidos. Imagínese: uno salva el mundo, y en lugar de gratitud, recibe rechazo e incluso amenazas de ser castigado.
Y ahí está la pregunta clave: ¿Por qué hacemos el bien?
¿Lo hacemos por la humanidad? Pero si la humanidad nos rechaza, ¿por qué seguir haciéndolo?
Tal vez algunos solo desean ser buenas personas, y otros hacen el bien para quedar bien con los demás. Pero, como vemos hoy, la humanidad muchas veces tergiversa lo bueno: presenta al justo como villano, y al malo como héroe.
Los escenarios de los héroes son ficticios, pero muchas veces esas historias reflejan la realidad de nuestra sociedad. Y eso también aplica al sacrificio del Señor Jesús. Él entregó su vida sabiendo que sería perseguido, rechazado y crucificado. Lo que hizo, lo hizo por nuestra salvación, que es el verdadero bien.
Sin embargo, Él no estaba dividido, aunque sabía cómo terminaría su misión en esta tierra. Es decir, aunque la humanidad lo rechazó y lo consideró un malhechor, Él nunca dejó de hacer el bien.
Él estaba firme en Su fe, definido. Y teniendo a Él como nuestro mayor ejemplo de hacer el bien, la Palabra aún nos exhorta más: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).
El Señor Jesús no hizo Su sacrificio únicamente por nuestra humanidad. Sí, Él desea que estemos bien físicamente, pero sobre todo lo hizo por nuestra alma, para que podamos estar con Él por la eternidad. Cosechar, para nosotros, significa ser bendecidos y recibir el Espíritu Santo.
Cuando hacemos el bien, no lo hacemos por la humanidad —que es inconstante y muchas veces rechaza el bien—. Lo hacemos por Él, porque deseamos estar más cerca de Él. Y sobre todo, cuando uno camina en Sus pasos, no se siente dividido, porque entiende el propósito de la fe y de la salvación.
Con todo esto dicho, semanalmente el grupo TPG se reúne para hablar de temas como los que se abordan en este artículo.
Hoy en día, muchos jóvenes son incentivados a probar cosas que, de muchas maneras, resultan perjudiciales tanto para su salud física como mental. Y, en cambio, son demonizados cuando deciden hacer el bien.
Por estas razones, los jóvenes son reunidos en concentraciones de fe, donde tienen la oportunidad de divertirse sanamente, convivir entre ellos y, sobre todo, escuchar la Palabra. Los padres también son más que bienvenidos a participar en estas conexiones, especialmente en la oración por el bienestar de la familia.
Todos los coordinadores están más que felices de responder cualquier duda que tengan los jóvenes y los padres. Una vez aclaradas todas las preguntas, se les guía en una oración especial en la que se busca al Espíritu Santo. Todos los padres también son bienvenidos a participar.
Si usted le gustaría informarse más sobre el TPG y el trabajo social y evangelístico que se realiza con los preadolescentes, acompáñenos en el 625 S Bonnie Brae St Los Ángeles, CA 90057 o en la Universal más cercana a usted. Incluso, si quiere mantenerse al tanto de todo lo que realiza el TPG en la unión estadounidense, acompáñanos a través de las siguientes plataformas:
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