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El Amor del Padre

El Amor del Padre

¿Qué determina el valor de una persona en la vida?

Un joven decidió irse de su casa y gastó toda la herencia que su papá le había dado. Vivió mal, se quedó sin dinero y terminó trabajando cuidando cerdos. Cuando estaba pasando por el peor momento, recordó que en la casa de su padre hasta los trabajadores vivían mejor que él. Entonces decidió regresar para pedir perdón y empezar de cero, o por lo menos como un trabajador en la casa de su padre.

Cuando el padre lo vio venir desde la distancia, corrió hacia él — sin rechazarlo, lo abrazó, lo perdonó y celebró su regreso.

El padre mandó que su hijo fuera revestido con el mejor vestuario, que le pusieran un anillo y que la celebración se hiciera con la mejor comida. (Lucas 15:11-24)

En algún momento u otro, todos nos hemos sentido sin valor, como si hubiéramos fallado como seres humanos en este planeta. Este mundo, en lugar de levantarnos en nuestros peores momentos, muchas veces nos rechaza, aunque seamos parte de la misma raza humana.

Sin importar en qué clase o jerarquía uno esté, todos vamos a cometer errores. Todos vamos a caer en algún momento. Pero nada de eso determina nuestro valor.

Por eso, la Biblia nos enseña así:

“El SEÑOR tu Dios está en medio de ti: ¡Es poderoso, Él salvará! Con alegría se regocijará por causa de ti. Te renovará en Su amor; por causa de ti se regocijará con cánticos” (Sofonías 3:17).

Si hay algo que aprendemos con la historia del hijo pródigo, es que somos nosotros quienes nos olvidamos de nuestro valor. El hijo pródigo, mientras vivía junto a su padre, siempre tenía lo mejor. Dios Padre es igual: Él quiere que siempre tengamos lo mejor, tanto así que se regocija con solo ver que estamos regresando.

Él nos renueva, o mejor dicho, nos reviste de Su amor, que es lo mejor y no es cualquier cosa. Pero tenemos que recordar que, aunque uno esté lejos de Él, siempre nos está esperando para que regresemos.

Somos nosotros quienes tratamos de determinar nuestro valor, pero para Él somos una gran celebración constante. Mientras estamos con el Señor, Él está extremadamente feliz.

Por eso, debemos siempre llevar en nuestro corazón y mente: “El SEÑOR tu Dios está en medio de ti”.

Esto significa: sin prejuicios y sin rechazo, porque Él siempre nos va a perdonar para que estemos en el mejor lugar: a Su lado.

No te detengas, porque para el Señor eres más valioso que el oro.