Noticias | - 4:54 pm
La vergüenza es sentirse incómodo, apenado o humillado por creer que se hizo algo incorrecto o que cause una mala opinión de los demás. No siempre hiciste algo malo solo porque otros lo digan. A veces nos equivocamos, pero otras solo queremos hacer el bien y nos hacen sentir que está mal.
Por ejemplo, a veces queremos ayudar a alguien en necesidad, pero la sociedad nos dice que no nos metamos. No es que la persona sea mala, solo pasa por un momento difícil. Ahí nace el conflicto interno y la vergüenza de ayudar.
El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu de Dios, enseñó que no debemos tener miedo ni vergüenza de compartir el evangelio (Buena Noticia) y hacer el bien.
Esta fue la enseñanza que dio: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree” (Romanos 1:16).
Aquí no solo se está hablado que las buenas obras no se deben esconder sino también hablar de lo bueno, de Cristo Jesús, aunque la sociedad se oponga o critique.
“pues es el poder de Dios”
Hacer el bien no es motivo de vergüenza, aunque la sociedad a veces lo rechace. Recordemos que hacer el bien y hablar del evangelio nos da fuerza. La Biblia nos guía a ser líderes del bien y nos transforma con la autoridad de Dios.
Es más, la Biblia nos recuerda que no confiemos en las palabras que nos dicen los demás ni en las nuestras, sino que nos refugiemos en las enseñanzas de Dios.
“para la salvación”
El propósito de la Biblia es nuestra salvación. Dios quiere rescatarnos y perdonarnos para que sigamos la vida eterna con Él. Por eso, no debemos tener vergüenza de cumplir lo que dice, porque es lo que nos salva. Así como pedir perdón nos acerca a la salvación, hacer el bien también.
“todo el que cree”
La salvación está disponible para todos, sin importar origen, cultura o pasado, pero requiere confianza (fe) personal. Por eso, no debemos tener vergüenza de hacer el bien, porque la única voz que importa es la de Dios, quien nos da la salvación.
Cada semana, el TPG realiza conexiones para hablar de distintos temas. Esta vez se trató la vergüenza y cómo no dejar que nos impida hacer el bien. La sociedad puede opinar, pero la única voz que importa es la de Dios. En estas reuniones, los jóvenes pueden hacer preguntas, tomar notas y asistir con sus padres. Los coordinadores están felices de responder.