Noticias | - 4:02 pm
Tal vez siente la necesidad de un cambio. Está en un lugar neutral, incómodo, de sufrimiento o de oscuridad, donde no encuentra salida. Todo lo que hace se siente sin dirección y vacío. En otras palabras, se siente desconectado de lo que le da alegría, propósito y sentido a su vida.
Necesitamos descubrir qué nos está separando de la victoria. En la Biblia, el profeta Ezequiel estaba cargando un peso pesado; se sentía separado de su casa, lejos del templo, sin identidad y, más que todo, vacío.
La Biblia nos enseña así: “La mano del SEÑOR vino sobre mí; me llevó fuera por el Espíritu del SEÑOR y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasar junto y alrededor de ellos, y he aquí que eran muchísimos sobre la superficie del valle. Y he aquí que estaban muy secos” (Ezequiel 37:1-2).
Según el versículo, lo primero que le faltaba al profeta Ezequiel era dirección. Por eso vemos las palabras “La mano del SEÑOR” representa dirección, poder y guía hacia el propósito.
Pero para que hubiera un cambio en su vida, tenía que haber una revelación divina, porque más que un problema físico, era espiritual. Por eso el Señor le contestó con una visión guiada por Su Espíritu.
Aquí está la razón por la cual el sentía un vacío y también mucho de nosotros: “me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos”.
El valle lleno de huesos simboliza la muerte, entendida como una desconexión total de lo que da vida y propósito. También simboliza destrucción y desesperanza: destrucción, porque nos dañamos a nosotros mismos al vivir desconectados de lo que nos fortalece; y desesperanza, porque sin confianza en algo más grande o en un futuro mejor, también perdemos la confianza en nosotros mismos.
En el texto, representa a Israel y la condición en la que se encontraba, pero muchos de nosotros también estamos pasando por este exilio.
“aquí que eran muchísimos sobre la superficie del valle”
La Biblia advierte que el exilio es una pérdida masiva y no un caso aislado, sino una condición generalizada. El versículo dice “muy secos”, resaltando que han pasado mucho tiempo espiritualmente muertos, sin vida ni esperanza.
Ezequiel aprendió que intentaba resolver todo con su propia fuerza, pero cuando uno está en una condición de vacío profundo es muy difícil recuperarse solo. Necesitamos una fuerza y una guía más allá de nosotros mismos, porque el problema es más que físico: es interior y profundo.
Por eso, más adelante en los versículos, la Biblia nos dice que Dios respondió así: “He aquí, yo hago entrar espíritu en ustedes, y vivirán” (Ezequiel 37:5).
Cuando nosotros nos entregamos a tener comunión con Él, Él nos da vida. Esto implica plenitud, movimiento y propósito, pero, más que todo, una transformación total, porque lo que estaba muerto hoy tiene vida.
Dios quiere darnos vida, pero nosotros somos quienes debemos tomar la decisión de seguir en el exilio o no.
Cada mes, el grupo EVG se reúne para una conexión especial. Este mes se habló sobre los huesos secos. Muchos sufrimos por estar lejos de Dios, pero Él siempre quiere acercarse a nosotros, como hizo con el profeta. El cambio total está a nuestro alcance; solo hay que decidir tomarlo.
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