Noticias | - 5:06 pm
En Éxodo 1:15-17 se relata:
“Y el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y la otra Puá, y les dijo: Cuando estéis asistiendo a las hebreas a dar a luz, y las veáis sobre el lecho del parto, si es un hijo, le daréis muerte, pero si es una hija, entonces vivirá. Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como el rey de Egipto les había mandado, sino que dejaron con vida a los niños.”
En este pasaje, Sifra y Puá reciben una orden cruel por parte del faraón: acabar con la vida de todo varón recién nacido entre los hebreos. Sin embargo, su temor a Dios fue mayor que el temor a la autoridad humana, y por esa razón desobedecieron la orden, salvando vidas inocentes. Su ejemplo permanece como un símbolo de integridad, valentía y fidelidad a los principios divinos.
Hoy, en un sentido espiritual, quienes forman parte del grupo EVG son considerados parteras de la fe. Aunque es el Espíritu Santo quien engendra la vida nueva en una persona, el ser humano tiene el privilegio y la responsabilidad de colaborar en ese proceso. Aquellos que evangelizan acompañan, instruyen y asisten en el nacimiento espiritual de nuevas almas.
El poder de las palabras es mayor de lo que muchos imaginan. Guardar silencio puede parecer una forma de no dañar a otros, pero en muchos casos es justamente la falta de acción lo que causa más dolor. Cuando el evangelio no es predicado, cuando se ignora la oportunidad de hablar de Dios, se deja morir un alma que Él quería alcanzar.
El juicio personal puede llegar a influir en las decisiones de evangelización. Aunque técnicamente una persona puede decidir a quién hablarle, quienes se rigen por la dirección del Espíritu son guiados hacia aquellos que realmente necesitan oír. No es función del evangelizador determinar quién merece escuchar; su tarea es obedecer y dejarse usar como instrumento de Dios.
Cuando en lugar de comunicar palabras de vida, se transmite juicio o rechazo, el resultado es una interrupción del proceso espiritual. Las actitudes duras o indiferentes no facilitan el crecimiento ni la transformación, sino que estorban el nacimiento espiritual que el Espíritu Santo está obrando.
Evangelizar implica más que hablar: es facilitar el nacimiento de una nueva vida en Cristo. Así como Sifra y Puá se opusieron al mandato del faraón por temor a Dios, los verdaderos colaboradores en la fe también se mantienen firmes ante el miedo, el prejuicio o la indiferencia, y actúan con compasión y obediencia.
La misión es clara: ser canales para que otros reciban vida, no obstáculos que impidan su llegada a ella.
La Iglesia Universal realiza labores sociales y evangelística todas las semanas. Si usted reside en Los Ángeles, California acompáñenos en los servicios de fe en el 625 S Bonnie Brae St Los Angeles, CA 90057 o en la Iglesia Universal más cercana a usted.
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