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El capítulo 20 de Apocalipsis le pone fin a la historia humana en la Tierra, así como a la de Satanás. Los próximos y últimos dos capítulos de este libro y de toda la Biblia se enfocan en la futura eternidad, después de la muerte, de los que fueron salvos y vivirán para siempre con Dios. Finalmente, la saga humana será concluida con la victoria del bien sobre el mal, y con la destrucción de Satanás y de sus súbditos, para que nunca más atormenten a los que son de Dios.
Sin embargo, mientras que este es el enfoque y la esperanza de los cristianos, muchos en este mundo rechazan a Dios exactamente a causa de la existencia del mal. Se apegan al siguiente razonamiento:
Un Dios que es Bueno y Perfecto no permitiría tanto mal y sufrimiento en el mundo. Aun así, el mal existe y sigue actuando. Si Dios es Todopoderoso como dice, podría impedir el mal. Pero el mal prosigue y crece libremente, cada vez peor.
Por lo tanto, es imposible que Dios exista — o si existe, no es tan Bueno y Poderoso como dice.
Sin duda, este razonamiento parece muy lógico y correcto. Pero está equivocado. Una mirada más cuidadosa sobre la Palabra de Dios, con una fe inteligente, responde y explica esta supuesta paradoja.
Dios no creó el mal. Todo lo que Dios creó era bueno, pero el ser humano usó su libertad de elección y se volvió contra Dios. Esta malaelección desestabilizó a toda la creación, sobre la cual el hombre fue puesto como responsable. Además de eso, Satanás, un antiguo ángel que se convirtió en demonio (también por su elección), incita al ser humano y promueve muchos de los males que vemos en el mundo.
Continuará…
Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego
Autor: Obispo Renato Cardoso
