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Aquí ya no es más el ángel quien está dirigiéndose a Juan, sino el Señor Jesús, enfatizando Su pronto regreso. Como el Padre entregó todo en las manos del Hijo, Él tiene la recompensa para retribuir a cada siervo en Su regreso, de acuerdo con las obras de cada uno. La recompensa de cada cristiano es un hecho enseñado también en otras partes de las Escrituras:
Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo. — 2 Corintios 5:10 Esta promesa de recompensa es claramente un poderoso incentivo para que el cristiano viva una vida obediente y fructífera. Nuestra llegada ante el Trono de Dios será marcada por una gran decepción o por una gran celebración… Todo dependerá del tipo de ofrenda de vida que Le ofrendemos a Dios aquí.
Cuando el Señor Jesús Se presenta como el Alfa y la Omega, muestra que Él tiene bajo Su poder tanto la primera como la última palabra. Él domina todos los acontecimientos y conoce el desarrollo de todos los hechos. Por eso, puede garantizar que cada persona reciba la exacta y justa recompensa por sus obras. Nadie será víctima de injusticia. Si, durante la vida terrenal, muchas veces, parece que el incrédulo termina sin castigo y que el cristiano sufre injusticia, llegará el día en que cada uno recibirá la justa retribución que, sin duda alguna, corresponderá a la más perfecta justicia, pues en Él se cierra el principio y el fin.
Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego
Autor: Obispo Renato Cardoso
