Noticias | - 4:00 pm
El llamado a la evangelización es un mandato que resuena profundamente en el corazón de los cristianos, siguiendo el ejemplo de Jesús quien, en el pasaje de Juan 21:15-25, le encomienda a Simón Pedro la misión de “apacentar sus corderos”. Este pasaje revela un mensaje claro: el amor a Dios no se limita a palabras, sino que se demuestra en acciones concretas. Al preguntarle Jesús a Pedro si lo ama más que a los demás, le asigna la responsabilidad de cuidar y guiar a su pueblo, al igual que un pastor cuida de sus ovejas.
Esta enseñanza nos invita a reflexionar sobre el significado de seguir a Cristo. El amor verdadero hacia Él se manifiesta en la dedicación al prójimo, en el deseo de ayudar a los demás a encontrar el camino de salvación. Cuidar a los demás, como Jesús nos enseña, no solo implica brindar apoyo material o emocional, sino también guiarlos hacia la paz interior que proviene de una vida transformada por la fe en Cristo.
La evangelización, entonces, no se trata solo de predicar, sino de ser instrumentos de cambio en la vida de aquellos que están cansados y desorientados. El mensaje de salvación es un refugio para quienes atraviesan dificultades, pues es en los brazos de Dios donde se puede encontrar consuelo, esperanza y un propósito renovado. A través de la evangelización, se invita a las personas a experimentar una vida plena en Cristo, que no depende de las circunstancias externas, sino de la paz que Él ofrece.
En resumen, seguir el mandato de Jesús de apacientar sus corderos es un compromiso de amor y servicio, un llamado a compartir la buena nueva de salvación y a ser reflejo de la luz de Cristo en un mundo necesitado de esperanza y redención.