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Donde el Aprendizaje se Convierte en Celebración
Durante uno de los eventos recientes en TPG, se compartió una enseñanza significativa basada en Proverbios 18:24: “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.”
Se reflexionó sobre cómo muchos adolescentes forman amistades que, en lugar de acercarlos a Dios, los alejan de Él. Se ilustró este punto con el ejemplo del aceite y el agua: dos elementos que, por más que se intenten unir, no se mezclan. Así también debe ser un adolescente que sigue a Dios: no puede ni debe mezclarse con los valores del mundo. Los verdaderos amigos son aquellos que conducen hacia una vida más cerca del Señor, no los que desvían del propósito divino.
Siguiendo las enseñanzas dejadas por Dios, entendemos que la vida cristiana implica decisiones diarias que reflejan obediencia, convicción y comunidad. En TPG, la educación va mucho más allá de lo académico: es una forma de vida que integra valores, creatividad y fe. Como dice el Salmo 149:3 ; “Alaben su nombre con danzas; cántenle con panderos y liras.” Este versículo cobra vida dentro de TPG, donde la alegría y el propósito a menudo se encuentran sobre la pista de baile.
Más allá de las enseñanzas estructuradas que forman a los jóvenes, TPG también ofrece eventos que reúnen a toda la comunidad—adolescentes, padres y coordinadores por igual. Estos encuentros no solo fortalecen vínculos, sino que también recuerdan que el aprendizaje puede ser alegre, y que la diversión puede dejar lecciones profundas.
Para los adolescentes, estos eventos son momentos ideales para experimentar la responsabilidad, y comprobar que seguir reglas y rutinas produce buenos resultados. Al igual que en la vida, donde el orden y la obediencia traen bendiciones, estas experiencias reflejan de forma tangible esa verdad.
Una de las expresiones más poderosas durante estos eventos es la danza. Más que una presentación, la danza cuenta historias—relatos de culturas, valores e identidad. En esta ocasión, se presentaron bailes de distintos países, celebrando la diversidad y resaltando, al mismo tiempo, lo que nos une como seres humanos.
La danza también enseña valores clave: disciplina, perseverancia, trabajo en equipo y conexión emocional. Es una forma alegre de ejercitarse, una manera hermosa de honrar a Dios y un recordatorio del privilegio de tener un cuerpo capaz de moverse. Eso por sí solo ya es una razón para agradecer y celebrar.
En un mundo cada vez más dividido, TPG aprovecha cada oportunidad para demostrar que la alegría, la unidad y la alabanza pueden acercarnos unos a otros y, sobre todo, a Dios. Porque a veces, las lecciones más poderosas no vienen de los libros, sino de la música, el movimiento y la alegría compartida.