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Lo que se Perdió

Lo que se Perdió

¿Cómo seguir adelante sin esperanza?

Quizás hubo un momento en que todo parecía posible: uno se sentía invencible, por encima del mundo. Es más, si la vida ponía un desafío enfrente, uno creía que podía superarlo con facilidad. Es decir, uno le tenía confianza no solo a su capacidad, sino también a su tiempo.

La capacidad es:
• Talento personal
• Potencial físico
• Inteligencia
• Competencia

El tiempo es:
• Duración
• Etapa o momento específico
• Condiciones
• Ritmo
• Disponibilidad

Todas estas características tienen algo en común: dependen de la vida humana y de las condiciones en las que uno se encuentra. En otras palabras, tienen su tiempo de expiración.

O sea, dependen de la persona. El cuerpo humano se cansa y tiene sus límites si uno no está bien. No importa cuánto tiempo tenga o qué tan grandes sean sus talentos; en el momento en que uno se canse físicamente, ya no podrá seguir adelante.

Lo peor es que, cuando uno se cansa, también vienen los pensamientos negativos, como la depresión, la soledad y la angustia.

Pero, ¿qué puede hacer uno cuando se encuentra en esos momentos difíciles?

La Biblia nos enseña así:
“El Señor será un alto refugio para el oprimido, un refugio en los tiempos de angustia.” (Salmos 9:9)

Uno debe buscar lo eterno. El Padre cuida de sus hijos y atiende a cada uno individualmente, tal como es. Él sabe que es en esos momentos de tempestad cuando la fe crece.

Uno se pregunta: ¿si todo estaba tan bien, por qué todo cayó de repente?

Porque uno dejó de anhelar lo eterno y confió en su propia capacidad. La disciplina, la fuerza y las cualidades que nos ayudan a vencerlo todo siempre vienen del Padre; lo espiritual nunca se cansa, porque es eterno.

Si la fe crece en los momentos de tempestad o dificultad, eso significa que es ahí donde uno se refugia más en Él. Uno solo pierde la batalla cuando deja de tener fe o deja de refugiarse en Él.

Los dejo con esto: Pedro, cuando caminó sobre el agua, se hundió y hasta se le olvidó que podía nadar, porque se enfocó en la tormenta y no en la voz que le decía que todo lo podía hacer en Él. (Mateo 14:28–31)

No pierdan la esperanza y permanezcan enfocados en lo eterno.