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La Oración (Parte 5): Orar por intercesión

La Oración (Parte 5): Orar por intercesión

Seguiremos nuestra serie donde reflexionamos sobre la importancia de la oración y por que uno debe mantener siempre esta disciplina. Hoy hablaremos sobre la intercesión.

La intercesión es un acto de fe en el que uno ora en nombre de otros. Ya sean familias, iglesias, naciones o incluso enemigos, en la intercesión se ora por todos ellos y más. Este tipo de oración es poderosa y altruista, ya que a través de ella uno le pide a Dios, con fe, que intervenga para traer salvación, sanidad, liberación, protección, avivamiento de naciones y bendición para los líderes de la iglesia.

Pero, ¿qué significa la intercesión en el momento de la oración?

La intercesión

La Palabra nos enseña así: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad. Esto es bueno y le agrada a Dios nuestro Salvador, quien quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad.” (1 Timoteo 2:1-4).

Según la Palabra, la oración de intercesión es algo que se hace con urgencia. Cuando uno hace oración para interceder, lo hace con la intención de poner a la persona en la gracia y el favor de Dios, sea quien sea. Es más, este tipo de oración agrada al Señor porque uno está poniendo a la persona en una posición de salvación, que es lo principal que Dios quiere para todos nosotros. Si nos ponemos a pensar más profundamente, la oración de intercesión también es para nuestro bien, porque no solo estamos demostrándole al Señor que podemos perdonar, sino que también no queremos conflictos con nadie y deseamos una vida pacífica con Él, tal como está escrito.

Como se mencionó, este tipo de oración es para demostrarle al Señor que no queremos conflictos con nadie y que podemos tomar la decisión de perdonar. Aunque los resultados tal vez no siempre sean favorables por una u otra razón, el Señor mira la intención de cada uno y lo que verdaderamente desea para su prójimo, que es su salvación. Por ejemplo, el Señor Jesús oró en favor de Pedro sabiendo que enfrentaría tentación y negación.

La Palabra dice así: “Simón, Simón, Satanás ha pedido zarandear a cada uno de ustedes como si fueran trigo; pero yo he rogado en oración por ti, Simón, para que tu fe no falle, de modo que cuando te arrepientas y vuelvas a mí fortalezcas a tus hermanos” (Lucas 22:31-32).

Según la Palabra, el Señor Jesús rogó para que Pedro (Simón) fuera sacudido de toda cosa maligna, de modo que su fe no fallara. Es más, Jesús oró para que Pedro encontrara arrepentimiento y siempre regresara a la gracia del Señor. En otras palabras, Jesús entendía que Pedro iba a fallar, y aun así, ya lo estaba perdonando preventivamente.

La Palabra tiene varios ejemplos de la oración de intercesión, pero un buen ejemplo fue Nehemías cuando oró por el pueblo de Israel.

La Palabra dice así: “Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo, y dije:

«Oh Señor, Dios del cielo, Dios grande y temible que cumples tu pacto de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos, ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Hemos pecado terriblemente al no haber obedecido los mandatos, los decretos y las ordenanzas que nos diste por medio de tu siervo Moisés” (Nehemías 1:4-7).

En esta oración, Nehemías confesó en parte por el pueblo de Israel y le pidió al Señor que les otorgara Su santo perdón. Nehemías no vivía en Jerusalén; él era el copero del rey y gobernador de Judá. En otras palabras, no estaba en medio del sufrimiento que se vivía en Jerusalén, y aun así, se humilló para interceder por ellos como si fuera su propio sufrimiento.

Esta es la oración de intercesión: el reconocimiento de que todos estamos librando una lucha y que, sea quien sea la persona, incluso un enemigo, se le debe desear la salvación.

La intercesión es un privilegio, un llamado, como en el caso del Señor Jesús y Nehemías. Es sumamente importante, ya que es una búsqueda de la misericordia del Señor y de Su salvación para todos. Tanto así, que uno también debe interceder incluso por los enemigos.

Recuerde, nada es obligado: cada uno tiene su propia decisión. Sin embargo, el Señor siempre desea hablar con nosotros y que, en el proceso, crezcamos para ser más como Él y menos de nosotros mismos. La misericordia de Él es grande, pero Él da conforme a cómo uno perdona y ora por otros, sin importar si son enemigos o no.

¡Orar por intercesión!

Si le gustó este artículo y aún no ha leído el primero de la serie, aquí le dejo el enlace: La Oración.

También les dejo aquí la cuarta parte de la serie: Orar con Confesión y Arrepentimiento