Noticias | - 8:00 am
¿Quién no ha tenido ya un pico de presión arterial, un aumento de los niveles de glucemia o incluso un fuerte dolor de cabeza después de sufrir una decepción con alguien?
¿O quién no tuvo ya sus pensamientos tomados por la ansiedad y quedó sin dormir durante toda una noche después de enfadarse con una persona de su entorno?
Problemas como este pueden ocurrir en cualquier momento de la vida y con cualquiera. Pueden ser causados ya sea por una persona que actuó de manera premeditada, traicionera y sin carácter, como por alguien que no tenía la intención de hacer el mal, pero lo hizo. Estas cuestiones pueden generar una gran pelea, seguida de una ruptura en la relación. Por otro lado, los problemas también pueden surgir por una palabra mal colocada y, aunque no hay ruptura en la relación, la situación termina haciendo que el corazón se resienta y guarde resentimiento.
Sin embargo, cualquier malentendido o molestia, — ya sea grande o insignificante a los ojos de quienes están fuera de la situación — es suficiente para desestabilizar el cuerpo y desencadenar factores que afectan su buen funcionamiento. Si situaciones adversas provocan esta descarga en el cuerpo físico, hasta el punto de ponerlo en riesgo, ¡imagina lo que sucede en el alma, que es la parte más sensible del ser humano! Es el alma la que siente, con toda la intensidad, el amor, la compasión y la alegría, por ejemplo, pero también es en el alma que echa raíces la ira, el dolor y cada enredo de sentimientos a los que la naturaleza humana es susceptible, pudiendo dejar profundas secuelas.
Vivimos en un mundo extremadamente conflictivo y hemos visto eventos que nunca pensaríamos en ver. Hay guerras, rumores de guerras, crisis económicas, políticas, climáticas y una infinidad de caos en el que está inmersa la humanidad.
Además de estas crisis que ocurren a pesar de lo que hacemos, existe otra, que es la señal de los últimos tiempos. Hablo del enfriamiento del amor, como el propio Señor Jesús dijo que sucedería; ¡por eso hay tantas traiciones, abandonos, rechazos e insensibilidades! Y no suceden lejos de nosotros, en tierras lejanas y entre gente desconocida. Es la dura y fría realidad con la que los seres humanos hemos elegido relacionarnos, se ha generalizado y está arraigado en nuestra vida diaria, a veces incluso dentro de la propia casa o en el círculo más íntimo de amigos. La falta de amor y consideración se ve tanto en los países ricos, con una alta tasa de desarrollo, así como en países con grandes deficiencias; en familias ricas y familias pobres; entre académicos y graduados y entre los analfabetos y sin educación.
Hay una verdadera convulsión de desacuerdos, discordias y resentimientos dejando al mundo cada vez más confundido.
Libro:El Placer de la Venganza
Autor: Obispo Edir Macedo