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El Árbol Plantado por Dios: Fortaleza y Resiliencia en la Fe

El Árbol Plantado por Dios: Fortaleza y Resiliencia en la Fe

Los jóvenes del Youth Power Group (YPG) de todo el estado de California se reunieron en la ciudad de Los Ángeles para participar en el evento denominado “Luau 2025”. Este evento estuvo lleno de risas, baile, porras y contó con la participación de la banda YPG.

Sin embargo, el momento más impactante para todos los presentes fue el tiempo dedicado a la Palabra. En ese instante, cada joven recibió un folleto con un mensaje profundo y reflexivo que dejó una huella en todos. El folleto contenía la siguiente ilustración:

Árbol Plantado por el Padre
Cuando el fuego pasa por la floresta, todos corren. Los animales intentan escapar. Los pájaros vuelan hacia otro lugar. Incluso el león, por más fuerte, dominante y temido de la floresta, también huye. El único que no corre es el árbol.

El fuego, al ver al árbol tan inmóvil, le pregunta:

– Árbol, todos han corrido, ¿y tú no vas a correr?

El árbol responde:

– Yo soy el árbol plantado por Dios. Pasarás por mí, quemarás mis frutos y mis hojas, pero dentro de poco tiempo volveré a florecer, porque a mis raíces tú no las puedes quemar. Mis ramas, hojas y frutos nuevamente aparecerán, pues al árbol que Dios planta, nadie lo arranca, nadie lo mata.

El Altísimo nos sustentará toda nuestra vida en esta tierra. Venga el fuego que venga, estaremos firmes, porque somos árboles plantados por Dios. No importa la situación que enfrentemos, nuestras raíces están afirmadas en Aquel que todo lo puede.

El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes… (Salmos 92:12-14)

Este mensaje nos enseña que, al igual que el árbol plantado por Dios, nosotros también debemos buscar el firme fundamento que solo proviene del Señor. En medio de las luchas, Él es nuestro refugio y fortaleza.

El árbol en la ilustración representa la vida de aquellos que han puesto su confianza en Dios. A pesar de las dificultades que puedan venir, como el fuego que pasa por la floresta, sus raíces permanecen intactas. El árbol no se deja consumir por las llamas, porque su fortaleza no proviene de lo que ocurre a su alrededor, sino de la seguridad que tiene en sus raíces, que están firmemente plantadas en la tierra. De igual manera, el cristiano que está arraigado en la fe en Dios no será fácilmente derribado por las pruebas de la vida.El Salmo 92:12-14 nos asegura que aquellos que están plantados en la casa de Dios florecerán. Incluso en la vejez, su fe será fructífera y vigorosa. Es un recordatorio de que la fortaleza que proviene de estar cerca de Dios no es algo pasajero, sino algo que crece y se fortalece con el tiempo.