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Dolores de Cabeza

Dolores de Cabeza

Seguiremos hablando de los diez síntomas. En esta ocasión, exploraremos los dolores de cabeza y la razón por la cual suceden.

¿Por qué experimentamos los dolores de cabeza?

En algún momento, tal vez te encontrabas teniendo un buen día, o simplemente era un día normal, sin nada fuera de lo común. Pero de repente, apareció ese dolor pulsante que te irrita, que te retuerce la mente. Y no sabes por qué te está sucediendo. Incluso te preguntas: “¿Por qué tengo este dolor de cabeza?”

Síntomas comunes que se puede sentirse en un dolor de cabeza:

  • Un dolor sordo
  • Un dolor agudo o punzante
  • Presión detrás de los ojos o en las sienes

 Reportes y folletos médicos indican que los dolores de cabeza suceden por causas como el estrés, la ansiedad, la tensión muscular, alteraciones en la química cerebral, pasar demasiado tiempo frente a una pantalla, dormir mal, tener la presión arterial alta, no tomar suficiente agua, o no comer a sus horas… En fin, hay tantas razones por las cuales sentimos dolores de cabeza.

Pero, aunque tomemos medicina o utilicemos algún remedio casero, los dolores de cabeza aun así no se van. Entonces se repite la pregunta: ¿Por qué experimentamos los dolores de cabeza?

Los dolores de cabeza siempre han existido, y es algo bíblico, o mejor dicho, espiritual.

La Palabra nos enseña así:

 “¿Dónde más seréis castigados?

¿Continuaréis en rebelión?

Toda cabeza está enferma,

y todo corazón desfallecido” (Isaías 1:5).

El dolor de cabeza no es solo algo físico que le sucede a uno; es una desconexión espiritual. Cuando dejamos —o nunca hemos tenido— una comunión con Dios, nuestra alma comienza a resentirlo y a sufrir por esa distancia.

La Palabra nos enseña que la rebeldía y la desobediencia más grave es no estar con el Padre ni buscarlo. Esta rebeldía tiene consecuencias que no provienen del Padre, sino del mal, porque al alejarnos, ya no estamos bajo Su protección.

No buscar a Dios no solo afecta nuestro interior, sino también toda la condición en la que nos encontramos. Imagínese: si uno puede enfermarse de dolor de cabeza por no tomar suficiente agua, ¿cómo estará nuestra alma cuando no le damos el agua espiritual que limpia y libera todo? Esa agua es la Palabra del Señor.

Es por esa misma razón que la Palabra nos pregunta: “¿Dónde más seréis castigados?” En otras palabras, ¿cuánto más vamos a seguir castigándonos al vivir fuera de Su presencia? Para ser verdaderamente liberados de síntomas como los dolores de cabeza, necesitamos alimentarnos de la Palabra y crear una comunión constante con Él.

La Palabra dice así: “Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados” (Isaías 53:5).

El Señor no desea que estemos sufriendo, porque Él dio Su vida completa para que tengamos vida y sanidad total.

No permita que el mal lo aparte de Su presencia ni que le impida tener comunión con Él.

Si usted se encuentra en una condición como la que fue descrita en este artículo, medite en esta Palabra y haga una oración.

Búsquelo para tener comunión.

El artículo pasado:El Miedo

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