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Autoayuda: La Verdad

Autoayuda: La Verdad

¿Será que una realmente valora la verdad?

Todas tenemos diferentes “verdades” que no admitimos.

Por ejemplo: “Soy tímida”, “soy tonta”, “siempre me siento inferior a los demás.”

Desafortunadamente, por esta causa una no reconoce su propio valor.

Con el paso del tiempo, al no existir esa confianza en una misma, se empieza a buscar el valor en los demás. Por ejemplo, hay mujeres que lo dejan todo para formar una familia y encontrar ese valor, pero terminan perdiéndose a sí mismas.

Después, como nada parece salir bien, una se resiente, porque aquel valor que buscaba nunca llegó. Entonces comienzan frases como: “Todos los hombres son iguales” o “El amor verdadero no existe.”

Todas estas cosas son “verdades” que nosotras escribimos en nuestra vida.

Pero ahí está la pregunta clave: ¿Cuántas mentiras ha convertido usted en su verdad?

Solo existe una verdad. Una puede tener mil dudas, todas llenas de conclusiones que una misma ha tomado, porque se ha convencido de que esa es su verdad.

Su duda, su resentimiento, su valor propio y todo lo que puede detenerla no son su verdad. Porque la Biblia, que es la verdad y la Palabra de Dios, dice algo muy diferente: Dios la elige a usted.

¿Será que, con todas las dudas y pensamientos negativos que una tiene, Dios la ha elegido?

Dios quiere que dejemos nuestras ideas y mentiras atrás, y pensemos como Él piensa de nosotras.

La Biblia no es un libro de religiosidad; contiene los pensamientos de Dios que nos dan sabiduría.

“Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría,

y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia.

Estímala, y ella te ensalzará;

ella te honrará si tú la abrazas;

 guirnalda de gracia pondrá en tu cabeza,

corona de hermosura te entregará.

Oye, hijo mío, recibe mis palabras,

y muchos serán los años de tu vida.

Por el camino de la sabiduría te he conducido,

por sendas de rectitud te he guiado.

Cuando andes, tus pasos no serán obstruidos,

y si corres, no tropezarás.

Aférrate a la instrucción, no la sueltes;

guárdala, porque ella es tu vida” (Proverbios 4:7-13).

La Biblia siempre debe ser nuestro centro de verdad.

A veces dedicamos más tiempo a aprender de todo, menos de lo más importante: la sabiduría que viene de la verdad.

En sus versículos encontramos dos lecciones principales:

La primera: amar la sabiduría más que cualquier otra cosa.

La segunda: aprender a escuchar, no solo con los oídos, sino con el corazón, obedeciendo y aplicando lo aprendido.

Con todo esto dicho, trate la Biblia como un tesoro puro: ábrala, llene su corazón con la verdad viviente de Dios y medite en ella.