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Es naturaleza humana buscar compañía, ya sea en pequeños o grandes números. Ese deseo alude a ser parte de un rompecabezas: por separado, todo es confuso y es imposible ver el resultado final. Pero cuando todo encaja, es como ver una nueva imagen—una vida desde una perspectiva distinta. El siguiente versículo lo refleja: Marcos 2-5: “Habiendo entrado de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa. Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y Él les exponía la palabra. Entonces vinieron a traerle un paralítico llevado entre cuatro. Y como no pudieron acercarse a Él a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde Él estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.”
Al mirar más profundamente, los versículos comienzan solo después de que estos cuatro hombres llegaron, pero ¿qué hay del camino? Estos cuatro tenían suficiente compasión, amor y valentía para asumir un papel cada uno y atravesar la distancia con nada más que su voluntad para sostenerse. Incluso cuando Capernaum estaba a su máxima capacidad, donde muchos habrían renunciado o esperado al margen al ver que no había un camino claro hacia su meta—ellos no. Estaban decididos a colocar un milagro sobre el cuerpo del hombre paralítico, para librarlo de una vida de miseria.
Ese mismo espíritu, determinación y unidad no son solo historias del pasado—son llamados a la acción para nosotros hoy.
¿Quiénes son los cuatro fantásticos?
Los tres primeros títulos son los más valiosos e irremplazables: El Señor Jesús, el Espíritu Santo y Dios. ¿Y el cuarto? ¡NOSOTROS! Podemos llegar a ser UNO con ÉL. Todos nosotros CUATRO.
Juan 17:20: “Mas no ruego solo por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos…” Como los Cuatro Fantásticos, cada uno tiene sus propias cualidades y poderes—fuertes por sí solos—pero cuando se usan juntos, se completan para enfrentar el mal. Una persona sola no puede vencer la oscuridad; por eso necesita un impulso extra—la ayuda del Espíritu Santo.
La gente puede ver destellos de la vida que persiguen, pero nunca la alcanzarán si no luchan por ella. La fe es mantenerse firme incluso cuando parece imposible sobrevivir.
Daniel 3:21: ” Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos, sus túnicas, sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente….” Se mostró un destello de verdadero poder, pues se dijo: “¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses” Y fue declarado en: Daniel 3:29: “no hay otro dios que pueda librar de esta manera.”
Por más fuerte que uno pueda ser—física, mentalmente, o ambos—uno permanece más fuerte con Dios.
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