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4. Contestando las Preguntas: Lo Mejor para la Salud

4. Contestando las Preguntas: Lo Mejor para la Salud

Seguiremos nuestra serie “Contestando las Preguntas.” En el último artículo, reflexionamos sobre lo bueno para la familia. En esta ocasión, estaremos meditando en lo que es bueno para la salud.

Antes de seguir leyendo, quiero que sepan que el Señor siempre desea que tengamos buena salud. Para lograrlo, la Palabra nos sugiere que debemos tener buenas obras, un corazón limpio y vivir con justicia, ya que esto impacta tanto nuestra salud física como espiritual.

La Palabra nos guía así: “El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas” (Proverbios 17:22).

Según la Palabra, un corazón alegre actúa como medicina, ayudando a que nuestro espíritu no se desanime. Si lo pensamos bien, el corazón es el comienzo de todo. Cuando una mujer queda embarazada, lo que confirma su embarazo es que el doctor puede escuchar un segundo latido: el del bebé que está creciendo dentro de ella.

En otras palabras, el corazón da inicio a la vida y es una de las partes más importantes de nuestro cuerpo. Es el órgano que distribuye la sangre por todo el organismo. La sangre es energía, y cada latido es una explosión de fuerza que determina cómo nos movemos. Si analizamos esto aún más, nos damos cuenta de que, si el corazón no está sano, una persona no puede moverse ni mantenerse activa, y si el corazón deja de latir, eso marca el fin de la vida.

Con todo esto dicho, comprendemos la importancia de mantenerlo saludable y lleno de alegría.

Pero, ¿cómo puede uno mantener su corazón alegre?

Obviamente, nosotros tenemos y podemos hacer cosas físicas para mantenernos en buena salud. Sin embargo, hay muchos que realizan actividades para estar bien físicamente y aun así no lo logran. Esto se debe a que la base de todo comienza con lo espiritual, lo cual está escrito no por un hombre, sino por Dios.

La Palabra nos enseña así: “No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos” (Proverbios 3:7-8).

Hoy en día, existen diversas formas de hacer dietas y mantener un peso saludable. También hay medicamentos que supuestamente nos ayudan emocionalmente, pero eso no significa necesariamente que todos sean buenos para nosotros. El Señor siempre quiere lo mejor para nosotros, pero debemos consultarlo antes de tomar cualquier decisión. Temer al Señor no significa tener miedo, sino demostrarle respeto y confiar en que lo que Él ha puesto en nuestro camino nos llevará a la prosperidad en todas las áreas, incluyendo nuestra salud.

Para estar bien de salud, debemos estar bien con Él, lo que significa obedecerle y alejarnos del mal. Cuando hacemos esto, Él nos da buena salud y nos fortalece de una manera sobrenatural a través del Espíritu Santo. Lo que mantiene nuestro corazón puro, limpio y alegre es, sobre todo, nuestra relación con Él.

Reflexionemos sobre la pregunta: ¿Qué hiciste que fue bueno para tu salud?

Esta pregunta corresponde a la tercera del artículo “15 Preguntas sobre el Cambio Total”.

Como podemos ver, lo mejor que uno puede hacer por su salud es tener una relación con el Señor para mantener el corazón limpio. El mal siempre intentará impresionarnos con lo físico y con cosas vanidosas. Pero uno debe recordar que el Señor ha prometido buena salud y prosperidad en todos los aspectos, y Él siempre cumple con Su parte. A la vez, uno debe recordar poner de su parte y obedecer.

Lo mejor para la salud es estar en comunión con Él.

La Palabra nos dice así: “Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que de corazón camina por tus sendas” (Salmos 84:5).

Según la Palabra, uno es dichoso, feliz e incluso bienaventurado si recibe la fortaleza y alegría del Señor, porque está caminando con un corazón limpio hacia Su Reino.

En el mundo hay muchos diagnósticos de mala salud física o emocional, pero el Señor nos libera de todas esas condiciones. Si uno obedece y sigue los caminos del Señor, será más dichoso de lo que imagina, porque Él siempre nos da más bendiciones de las que esperamos. Pero uno tiene que tener fe.

Recuerde, y se repite: el Señor siempre desea que tengamos buena salud, pero para que eso suceda, uno debe poner de su parte. Nada es obligado; todos tenemos nuestras propias decisiones, y eso también incluye nuestra salud. Sin embargo, el Señor siempre espera a cada uno para transformarlo en una bendición y darle una salud plena y eterna.

Si le gusta esta serie, por favor sígala, comenzando con la primera: 15 Preguntas sobre el Cambio Total 

La cuarta parte de esta serie:Lo Bueno para la Familia

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