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Llegó un nuevo día

Llegó un nuevo día

LLegó un nuevo día. Conoces ese fuerte sentimiento dentro del corazón, que duele y que es tan pesado que no te deja hacer nada durante todo el día? ¿Cuándo no consigues dejar de pensar que es demasiado tarde para cambiar?  Tu propia voz interior se vuelve contra ti, diciendo: “Ahora está hecho, se acabó. Es prácticamente imposible hacer algo”.  Ir al trabajo es un tormento, sonreírle a alguien parece imposible, levantarse de la cama es simplemente demasiado difícil. Si tan sólo pudiésemos volver atrás o borrar el pasado completamente… Pero lo que está hecho, hecho está y ahora te sientes como si nunca más pudieses volver a ser la misma persona.

El ejercicio constante de “intentar y fallar” te desanima para intentarlo nuevamente.  Eso hace que tengas una imagen negativa de ti misma. Te convences que cualquier esfuerzo será en vano y que nunca cambiarás. Pero la verdad es que, nunca comenzaste de nuevo.  Decir que empezarás todo de nuevo y que ahora las cosas serán diferentes no es suficiente. Falta algo más. Tu determinación puede durar algún tiempo, pero llegará un momento en que no será suficiente. Debes empezar por completo, tienes que cambiar de tal forma que, todo lo que está en el pasado, permanezca allí.

Cuando Dios creó todo, fue muy específico sobre la creación del día y la noche.  Él podría haber creado solamente el día ¿no es cierto? A la mayoría de las personas les conviene más, incluso es más seguro.  Aun así, Dios, escogió de manera inteligente crear el día y la noche.  Hay muchas razones para eso, pero una de las más maravillosas es que cada mañana puede ser un nuevo inicio

Siempre habrá un nuevo día, incluso después de una larga noche. Y la misericordia de Dios se renueva cada mañana – ¿ya pensaste en eso? ¿Entiendes ahora la nueva vida que puedes tener con Dios?

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