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Lea la Biblia en un año : 92º día

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Levítico 5

Pecados que requieren una ofrenda por el pecado

»Si te llaman a testificar sobre algo que hayas visto o que sepas, es pecado negarse a testificar, y serás castigado por tu pecado.

»O supongamos que, sin saberlo, tocas algo que queda ceremonialmente impuro, como el cadáver de un animal impuro. Cuando te des cuenta de lo que has hecho, debes admitir tu contaminación y tu culpabilidad. Esto rige por igual, ya sea un animal salvaje, un animal doméstico o un animal que corre por el suelo.

»O supongamos que, sin saberlo, tocas algo que te hace impuro. Cuando te des cuenta de lo que has hecho, debes admitir tu culpabilidad.

»O supongamos que haces un voto imprudente de cualquier clase, ya sea su propósito bueno o malo. Cuando te des cuenta de la necedad del voto, debes admitir tu culpabilidad.

»Cuando te des cuenta de tu culpabilidad en cualquiera de estos casos, deberás confesar tu pecado. Entonces deberás llevarle al Señor como castigo por tu pecado una hembra del rebaño, ya sea una oveja o una cabra. Esta es una ofrenda por el pecado, con la cual el sacerdote te purificará de tu pecado y te hará justo ante el Señor.[a]

»Sin embargo, si no te alcanza para comprar una oveja, puedes llevarle al Señor dos tórtolas o dos pichones de paloma como castigo por tu pecado. Una de las aves será la ofrenda por el pecado, y la otra será la ofrenda quemada. Las llevarás al sacerdote, quien presentará la primera ave como ofrenda por el pecado. Le arrancará el pescuezo, pero sin separar la cabeza del cuerpo. Después rociará un poco de la sangre de la ofrenda por el pecado en cada lado del altar, y escurrirá el resto de la sangre al pie del altar. Es una ofrenda por el pecado. 10 Luego el sacerdote preparará la segunda ave como ofrenda quemada, siguiendo los procedimientos establecidos. Mediante este proceso, el sacerdote te purificará de tu pecado, te hará justo ante el Señor y serás perdonado.

11 »Si no te alcanza para comprar las dos tórtolas o los dos pichones, podrás llevar dos litros[b] de harina selecta como ofrenda por tu pecado. Puesto que es una ofrenda por el pecado, no la humedecerás con aceite de oliva ni le pondrás incienso. 12 Lleva la harina al sacerdote, quien tomará un puñado como porción representativa. Él la quemará sobre el altar, encima de las ofrendas especiales presentadas al Señor. Es una ofrenda por el pecado. 13 Mediante este proceso, el sacerdote purificará a los que sean culpables de cualquiera de estos pecados, los hará justos ante el Señor, y serán perdonados. El resto de la harina selecta le pertenecerá al sacerdote, tal como la ofrenda de grano».

Procedimiento para la ofrenda por la culpa

14 El Señor le dijo a Moisés: 15 «Si uno de ustedes peca involuntariamente, al contaminar la propiedad sagrada del Señor, debe llevar al Señor una ofrenda por la culpa. La ofrenda puede ser un carnero sin defecto, de su propio rebaño, o puede comprar uno del mismo valor con plata calculada según el peso del siclo del santuario.[c] 16 La persona tiene que hacer restitución por la propiedad sagrada que dañó, pagando por la pérdida, más un veinte por ciento adicional. Cuando le entregue el pago al sacerdote, él lo purificará con el carnero sacrificado como ofrenda por la culpa, lo hará justo ante el Señor, y será perdonado.

17 »Supongamos que alguien peca al desobedecer uno de los mandatos del Señor. Aunque no esté consciente de lo que hizo, es culpable y será castigado por su pecado. 18 Como ofrenda por la culpa, debe llevar al sacerdote un carnero sin defecto de su propio rebaño, o puede comprar uno del mismo valor. Mediante este proceso, el sacerdote le purificará ese pecado cometido involuntariamente, lo hará justo ante el Señor, y será perdonado. 19 Esta es una ofrenda por la culpa, pues es culpable de una ofensa contra el Señor».

Salmos 5 y 6

Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con flauta.

Oh Señor, óyeme cuando oro;
    presta atención a mi gemido.
Escucha mi grito de auxilio, mi Rey y mi Dios,
    porque solo a ti dirijo mi oración.
Señor, escucha mi voz por la mañana;
    cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera.

Oh Dios, la maldad no te agrada;
    no puedes tolerar los pecados de los malvados.
Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia,
    porque aborreces a todo el que hace lo malo.
Destruirás a los que dicen mentiras;
    el Señor detesta a los asesinos y a los engañadores.

Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa;
    adoraré en tu templo con la más profunda reverencia.
Guíame por el camino correcto, oh Señor,
    o mis enemigos me conquistarán;
allana tu camino para que yo lo siga.

Mis enemigos no pueden decir la verdad;
    su deseo más profundo es destruir a los demás.
Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta;
    su lengua está llena de adulaciones.[a]
10 Oh Dios, decláralos culpables
    y haz que caigan en sus propias trampas;
expúlsalos a causa de sus muchos pecados,
    porque se rebelaron contra ti.

11 Pero que se alegren todos los que en ti se refugian;
    que canten alegres alabanzas por siempre.
Cúbrelos con tu protección,
    para que todos los que aman tu nombre estén llenos de alegría.
12 Pues tú bendices a los justos, oh Señor;
    los rodeas con tu escudo de amor.

Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con instrumento de ocho cuerdas.[b]

Oh Señor, no me reprendas en tu enojo
    ni me disciplines en tu ira.
Ten compasión de mí, Señor, porque soy débil;
    sáname, Señor, porque mis huesos agonizan.
Mi corazón está angustiado;
    ¿cuánto falta, oh Señor, para que me restaures?

Vuelve, oh Señor, y rescátame;
    por tu amor inagotable, sálvame.
Pues los muertos no se acuerdan de ti;
    ¿quién puede alabarte desde la tumba[c]?

Estoy agotado de tanto llorar.
    Toda la noche inundo mi cama con llanto;
    la empapo con mis lágrimas.
El dolor me nubla la vista;
    tengo los ojos gastados a causa de todos mis enemigos.

Váyanse, todos ustedes que hacen el mal,
    porque el Señor ha oído mi llanto.
El Señor ha escuchado mi ruego;
    el Señor responderá a mi oración.
10 Que todos mis enemigos sean deshonrados y aterrorizados;
    que retrocedan de golpe, avergonzados.

 

Proverbios 20

El vino produce burlones; la bebida alcohólica lleva a la pelea.
    Los que se dejan llevar por la bebida no pueden ser sabios.

La furia del rey es como el rugido del león;
    quien provoca su enojo, pone en peligro su vida.

Evitar la pelea es una señal de honor;
    solo los necios insisten en pelear.

Los que por pereza no aran en la temporada correspondiente
    no tendrán alimento en la cosecha.

Aunque el buen consejo esté en lo profundo del corazón,
    la persona con entendimiento lo extraerá.

Muchos se dicen ser amigos fieles,
    ¿pero quién podrá encontrar uno realmente digno de confianza?

Los justos caminan con integridad;
    benditos son los hijos que siguen sus pasos.

Cuando el rey se sienta a juzgar en el tribunal, analiza todas las pruebas,
    y separa lo malo de lo bueno.

¿Quién puede decir: «He limpiado mi corazón;
    soy puro y estoy libre de pecado»?

10 Pesas falsas y medidas desiguales,[a]
    el Señor detesta cualquier tipo de engaño.

11 Aun a los niños se les conoce por su modo de actuar,
    si su conducta es o no pura y recta.

12 Los oídos para oír y los ojos para ver:
    ambos son regalos del Señor.

13 Si te encanta dormir, terminarás en la pobreza.
    ¡Mantén los ojos abiertos y tendrás comida en abundancia!

14 El comprador regatea el precio diciendo: «Esto no vale nada»,
    ¡y después se jacta por una buena compra!

15 Las palabras sabias son más valiosas
    que mucho oro y multitud de rubíes.

16 Al que salga fiador por la deuda de un desconocido, pídele una garantía.
    Exígele un depósito como garantía si lo hace por extranjeros.[b]

17 El pan robado tiene un sabor dulce,
    pero se transforma en arena dentro de la boca.

18 Con buenos consejos los planes tienen éxito;
    no entres en guerra sin consejos sabios.

19 El chismoso anda por ahí ventilando secretos,
    así que no andes con los que hablan de más.

20 Si insultas a tu padre o a tu madre,
    se apagará tu luz en la más densa oscuridad.

21 Una herencia que se obtiene demasiado temprano en la vida
    al final no es de bendición.

22 No digas: «Me voy a vengar de este mal»;
    espera a que el Señor se ocupe del asunto.

23 El Señor detesta el engaño;
    no le agradan las balanzas adulteradas.

24 El Señor dirige nuestros pasos,
    entonces, ¿por qué tratar de entender todo lo que pasa?

25 No te acorrales al hacer una promesa apresurada a Dios
    y calcular el costo después.

26 El rey sabio esparce a los perversos como trigo,
    y luego los atropella con su rueda de trillar.

27 La luz del Señor penetra el espíritu humano[c]
    y pone al descubierto cada intención oculta.

28 El amor inagotable y la fidelidad protegen al rey;
    su trono se afianza por medio de su amor.

29 La gloria de los jóvenes es su fuerza;
    las canas de la experiencia son el esplendor de los ancianos.

30 El castigo físico limpia la maldad;[d]
    semejante disciplina purifica el corazón.