Noticias | - 3:48 pm
17 Por orden del Señor, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera. 2 Así que el pueblo volvió a quejarse contra Moisés:
—¡Danos agua para beber!—reclamaron.
—¡Cállense!—respondió Moisés—. ¿Por qué se quejan contra mí? ¿Por qué ponen a prueba al Señor?
3 Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo con Moisés:
—¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros animales?
4 Entonces Moisés clamó al Señor:
—¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme!
5 El Señor le dijo a Moisés:
—Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para golpear las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel para que te acompañen. 6 Yo me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí.[a] Golpea la roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber.
Así que Moisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a chorros a la vista de los ancianos.
7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masá (que significa «prueba») y Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de Israel discutió con Moisés y puso a prueba al Señor diciendo: «¿Está o no el Señor aquí con nosotros?».
8 Mientras el pueblo de Israel aún se encontraba en Refidim, los guerreros de Amalec lo atacaron. 9 Así que Moisés le ordenó a Josué: «Escoge a algunos hombres para salir a pelear contra el ejército de Amalec. Mañana yo estaré en la cima de la colina sosteniendo la vara de Dios en mi mano».
10 Josué hizo lo que Moisés le ordenó y peleó contra el ejército de Amalec. Entre tanto Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de una colina cercana. 11 Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas. 12 Pronto se le cansaron tanto los brazos que ya no podía sostenerlos en alto. Así que Aarón y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego se pararon a cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así sus manos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. 13 Como resultado, Josué aplastó al ejército de Amalec en la batalla.
14 Después de la victoria, el Señor dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Escribe esto en un rollo para que sea un recuerdo perpetuo, y léelo en voz alta a Josué: “Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo”». 15 Entonces Moisés edificó un altar en ese lugar y lo llamó Yahveh-nisi (que significa «el Señor es mi estandarte»). 16 Dijo: «Por cuanto han levantado su puño contra el trono del Señor, ahora[b] el Señor estará en guerra con Amalec de generación en generación».
Lucas 21
21 Mientras Jesús estaba en el templo, observó a los ricos que depositaban sus ofrendas en la caja de las ofrendas. 2 Luego pasó una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas.[a]
3 «Les digo la verdad —dijo Jesús—, esta viuda pobre ha dado más que todos los demás. 4 Pues ellos dieron una mínima parte de lo que les sobraba, pero ella, con lo pobre que es, dio todo lo que tenía».
5 Algunos de sus discípulos comenzaron a hablar acerca del templo, con su majestuosa arquitectura de piedra y las decoraciones conmemorativas que adornaban las paredes. Pero Jesús les dijo: 6 «Viene el tiempo cuando todo esto será demolido por completo. ¡No quedará ni una sola piedra sobre otra!».
7 —Maestro—le preguntaron—, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Qué señal nos indicará que esas cosas están por ocurrir?
8 Él les contestó:
—No dejen que nadie los engañe, porque muchos vendrán en mi nombre y afirmarán: “Yo soy el Mesías”[b] y dirán: “El tiempo ha llegado”; pero no les crean. 9 Cuando oigan de guerras y de levantamientos, no se dejen llevar por el pánico. Es verdad, esas cosas deben suceder primero, pero el fin no vendrá inmediatamente después.
10 Luego agregó:
—Una nación entrará en guerra con otra, y un reino con otro reino. 11 Habrá grandes terremotos, hambres y plagas en muchos países, y sucederán cosas aterradoras y grandes señales milagrosas del cielo.
12 »Pero antes de que ocurra todo eso, habrá un tiempo de gran persecución. Los arrastrarán a las sinagogas y a las prisiones, y serán sometidos a juicio ante reyes y gobernantes, todo por ser mis seguidores; 13 pero esa será una oportunidad para que ustedes les hablen de mí.[c] 14 Así que no se preocupen de antemano por cómo contestarán los cargos en su contra, 15 porque yo les daré las palabras apropiadas y tal sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá responderles o refutarlos. 16 Aun sus seres más cercanos—padres, hermanos, familiares y amigos—los traicionarán. Incluso a algunos de ustedes los matarán. 17 Todos los odiarán por ser mis seguidores,[d] 18 pero ni un solo cabello de su cabeza perecerá. 19 Al mantenerse firmes, ganarán su alma.
20 »Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, entonces sabrán que ha llegado el tiempo de su destrucción. 21 Entonces los que estén en Judea huyan a las colinas. Los que estén en Jerusalén deben salir, y los que estén en el campo no deben volver a la ciudad. 22 Pues serán días de la venganza de Dios, y las palabras proféticas de las Escrituras se cumplirán. 23 ¡Qué terribles serán esos días para las mujeres embarazadas y para las madres que amamantan! Pues habrá desastre en la tierra y gran enojo contra este pueblo. 24 Los matarán a espada o serán enviados cautivos a todas las naciones del mundo. Y Jerusalén será pisoteada por los gentiles[e] hasta que el tiempo de los gentiles llegue a su fin.
25 »Y habrá señales extrañas en el sol, en la luna y en las estrellas. Y aquí en la tierra, las naciones del mundo estarán en caos, perplejas por los mares rugientes y las mareas extrañas. 26 La gente quedará aterrada de lo que verá venir sobre la tierra, porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Entonces todos verán al Hijo del Hombre[f] venir en una nube con poder y gran gloria.[g] 28 Por lo tanto, cuando todas estas cosas comiencen a suceder, pónganse de pie y levanten la mirada, ¡porque la salvación está cerca!
29 Luego les dio la siguiente ilustración:
—Fíjense en la higuera o en cualquier otro árbol. 30 Cuando brotan las hojas, sin que nadie les diga ustedes saben que el verano se acerca. 31 De la misma manera, cuando vean que suceden todas estas cosas, sabrán que el reino de Dios está cerca. 32 Les digo la verdad, no pasará esta generación hasta que hayan sucedido todas estas cosas. 33 El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás.
34 »¡Tengan cuidado! No dejen que su corazón se entorpezca con parrandas y borracheras, ni por las preocupaciones de esta vida. No dejen que ese día los agarre desprevenidos, 35 como una trampa. Pues ese día vendrá sobre cada ser viviente de la tierra. 36 Manténganse siempre alerta. Y oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre.
37 Cada día Jesús iba al templo a enseñar y cada tarde regresaba a pasar la noche en el monte de los Olivos. 38 Todas las mañanas, desde muy temprano, las multitudes se reunían en el templo para escucharlo.
Job 36
36 Eliú siguió hablando:
2 «Déjame seguir, y te mostraré la verdad,
¡porque no he terminado de defender a Dios!
3 Presentaré argumentos profundos
a favor de la justicia de mi Creador.
4 Estoy diciendo solamente la verdad,
porque soy un hombre de gran conocimiento.
5 »Dios es poderoso, ¡pero no desprecia a nadie!
Él es poderoso tanto en fuerza como en entendimiento.
6 No deja con vida a los malvados
pero hace justicia a los afligidos.
7 Nunca quita los ojos de los inocentes,
sino que los pone en tronos en compañía de reyes
y los exalta para siempre.
8 Si están encadenados,
y atrapados en una red de dificultades,
9 él les muestra la causa;
les hace ver sus pecados de soberbia.
10 Él capta su atención
y ordena que se aparten de la maldad.
11 »Si escuchan y obedecen a Dios,
serán bendecidos con prosperidad por el resto de su vida.
Todos sus años serán agradables.
12 Pero si se niegan a escucharlo,
cruzarán el río de la muerte;
morirán por falta de entendimiento.
13 Los incrédulos están llenos de resentimiento.
Aun cuando Dios los castiga,
se niegan a pedirle auxilio.
14 Mueren en plena juventud,
después de haber malgastado la vida en inmoralidad.
15 Pero por medio del sufrimiento, él rescata a los que sufren,
pues capta su atención mediante la adversidad.
16 »Job, Dios está alejándote del peligro,
y te lleva a un lugar libre de angustia.
Está poniendo en tu mesa la mejor comida,
17 pero te obsesiona saber si los incrédulos serán juzgados.
No te preocupes, el juicio y la justicia prevalecerán.
18 Ten cuidado, o la riqueza podrá seducirte;[a]
no dejes que el soborno te haga pecar.
19 ¿Podrá toda tu riqueza[b]
o podrán todos tus grandes esfuerzos
protegerte de la angustia?
20 No desees el amparo de la noche
porque allí es cuando la gente será destruida.[c]
21 ¡Mantente en guardia! Apártate de lo malo,
porque Dios envió este sufrimiento
para protegerte de una vida de maldad.
22 »Mira, Dios es todopoderoso.
¿Quién es un maestro como él?
23 Nadie puede indicarle lo que tiene que hacer
ni decirle: “Has hecho mal”.
24 En cambio, glorifica tú sus obras poderosas,
entonando canciones de alabanza.
25 Todo el mundo ha visto estas cosas,
aunque solo desde lejos.
26 »Mira, Dios es más grande de lo que podemos comprender;
sus años no se pueden contar.
27 Él hace subir el vapor de agua
y luego lo destila en lluvia.
28 La lluvia se derrama desde las nubes,
y todos se benefician.
29 ¿Quién puede comprender el despliegue de las nubes
y el trueno que retumba desde los cielos?
30 Mira cómo Dios extiende el relámpago a su alrededor
e ilumina las profundidades del mar.
31 Por medio de esos actos poderosos él nutre[d] a la gente,
dándole comida en abundancia.
32 Él llena sus manos de rayos
y lanza cada uno a su objetivo.
33 El trueno declara su presencia;
la tormenta anuncia su enojo indignado.[e]