Noticias | - 5:08 pm
Antes de leer este artículo, me gustaría preguntarles: ¿les gustaría encontrar una nueva vida?
El símbolo del río Jordán siempre ha representado el antes y el después. Muchos de nosotros nos encontramos perdidos, sin pensamientos de solución o un lugar donde refugiarnos. Pero la obra que hace Dios es mucho más que brindar soluciones y refugio. Lo que Él nos da es una nueva vida llena de bendiciones tras bendiciones. Sin embargo, debe haber un acto de entrega; Dios observa su entrega hacia Él a través de sus acciones.
Para observar el tipo de cambio que hace Dios, comencemos con la historia de Naamán. La Palabra dice así: “Entonces él bajó y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio” (2 Reyes 5:14). En otras palabras, el Señor Dios lo liberó de todas las cosas carnales que le impedían avanzar en su vida. Naamán era un incrédulo leproso que creía en otros dioses y ponía su fe en el poder de los hombres, no en el de Dios. La enseñanza principal que aprendemos de Naamán es que, cuando uno se entrega y obedece, Dios no solo libera, sino que también da una nueva vida. Pero tenga en mente que este milagro ocurrió en el río Jordán, símbolo de victoria y vida completa.
La Palabra nos revela más sobre los milagros que ocurrieron en el río Jordán: “Porque el Señor vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros hasta que pasasteis, tal como el Señor vuestro Dios había hecho con el mar Rojo, el cual Él secó delante de nosotros hasta que pasamos” (Josué 4:23). Según la Palabra, el Señor usó al profeta Josué para llevar al pueblo de Israel a la tierra prometida, cruzando el río Jordán. Pero para que esto sucediera, ellos y el profeta Josué tenían que creer y tener fe. La fe se demuestra a través de la obediencia y el sacrificio. Con la historia de Israel aprendemos que Dios siempre quiere lo mejor para nosotros. En otras palabras, si el Señor tiene que separarlo de su pasado, lo hará para darle una NUEVA VIDA. Al pueblo de Israel le prometió esto hasta el punto de darles la fe necesaria para derribar los muros de Jericó, algo que en ese tiempo se consideraba imposible. Pero esta fe vino solamente después de que cruzaron el río Jordán.
La Palabra nos guía así: “Entonces Jesús llegó de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan, para ser bautizado por él” (Mateo 3:13). Según la Palabra, el Señor Jesús tomó la decisión de bautizarse en el río Jordán, dándonos a entender que ahí Él pudo materializar Su sacrificio por la nueva vida.
La Palabra nos enseña así: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu en el desierto” (Lucas 4:1). Después de ser bautizado en las aguas del río Jordán, el Señor Jesús fue lleno del Espíritu Santo. Este versículo evidencia que el Señor Dios siempre desea darnos una nueva vida. En todos los ejemplos usados en este artículo, nos damos cuenta de que el Jordán fue un gran símbolo del antes y después. Pero, para que uno, al igual que el Señor Jesús, sea un ejemplo, debe entregarse y tomar acción tal como lo hizo Él. Ahora ha llegado el tiempo de la Hoguera Santa de Israel, donde uno manifiesta su fe en las promesas de Dios materializándola en votos y sacrificios. Esta campaña es extremadamente especial porque nos estaremos enfocando en la vida completa que surge del río Jordán. Pero no se confundan: quien entrega el milagro es Dios. Sin embargo, uno debe manifestar su fe, tal como está escrito en la Biblia, llevando sus peticiones a los lugares santos.
Acompáñenos todos los domingos y siga esta Hoguera Santa de Israel histórica de la ‘Nueva Vida en el Río Jordán.’ Los horarios son a las 7 a.m., y principalmente a las 10 a.m., con el Obispo Clodomir Santos; también a las 3 p.m. y 6 p.m. en la 625 S Bonnie Brae St, Los Ángeles, CA 90057, o en la Universal más cercana a usted.