El templo de la belleza

“Pero yo os digo que todo el que mira a “una mujer para codiciar- la ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28).”

EL TEMPLO DE LA BELLEZA. Nosotras mujeres, somos bonitas en todos los aspectos. Nuestra figura física es única; aunque intentemos esconderla perdiendo un kilito aquí y otro allí, ¡no seríamos mujeres si no fuese por nuestras curvas!  Tenemos características exclusivas que atraen a los hombres: nuestros labios suaves, piel lisa, manos y pies delicados y aquella mirada de ángel…

Estoy segura de que muchas de nosotras no nos damos cuenta de lo bonitas que somos… Nos favorecen casi todos los colores, nuestro pelo puede estar recogido o suelto, pero, de cualquier manera, llamamos la atención; la mayoría de la ropa nos queda bien – de ahí la razón de sentir tanto placer en dar una vueltecita por el centro comercial de vez en cuando.  No necesitamos ser ninguna Britney Spears, ni enseñar más de lo necesario para ser admiradas.

Nuestra belleza puede ser una trampa del diablo para los hombres. Algunos dejan de seguir a Dios simplemente por no resistirse a un pensamiento en relación a una determinada mujer.  Nuestra ropa no debe ser una herramienta para destruir hombres. Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo y, por eso, debemos asegurarnos de que sea usado para la gloria de Dios y no para Su vergüenza.  Entiendo que a veces resulta difícil distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo, a fin de cuentas, la moda cambia frecuentemente y, cuando no participamos de ella, nos sentimos anticuadas y hasta un poco inferiores.

A veces, la ropa que usamos no es indiscreta, pero debido a los kilitos de más adquiridos por las tentaciones de los postres y los aperitivos, acabamos usando algo muy ajustado y, consecuentemente, indiscreto. Tenemos que valorar lo que aquel pantalón vaquero apretado o demasiado bajo puede hacer en la imaginación de un hombre. ¿Por qué permitir que la belleza dada por Dios trabaje contra Él? Seamos sabias y vistámonos con éxito, ¡glorificando a nuestro Señor e inspirando respeto como mujeres de Dios!

“Pero yo os digo que todo el que mira a “una mujer para codiciar- la ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:28).

Cada vez que tú seas presionada para mantener relaciones sexuales con tu novio, acuérdate:  Si él te está presionando es porque no es la persona adecuada para ti; si lo fuese, ¡aguardaría a esta ocasión tan especial para cuando se convirtiesen en un solo cuerpo!