Carta de amor

“Paloma mía, en las grietas de la peña, en lo secreto de la senda escarpada, déjame ver tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y precioso tu semblante” (Cantares 2:14).

CARTA DE AMOR. Cuando te vi por primera vez, era todo tan sencillo… Eras sólo una joven y todo era novedad.  Nunca nos cansábamos el uno del otro. Siempre que estábamos juntos, los días eran como horas y las horas como minutos. A veces, no necesitábamos ni hablar, pues el tiempo que pasábamos juntos era suficiente – y muy precioso.  ¡Ah! Cómo me gustaba oír tu dulce voz, tan suave en Mis oídos. Pero, ahora, por algún motivo, todo se volvió tan complicado…  No es que Yo haya cambiado, simplemente las cosas no son como antes. Varias veces esperé pacientemente hasta que pudiésemos, al fin, pasar algunas horas juntos, conversar y escucharnos el uno al otro sin preocuparnos con el tiempo, pero me cansé de esperar. Ya hace algún tiempo que no oigo tu dulce voz. La última vez que te hablé, no fuiste ni un poco amable conmigo.  Me recriminabas esto y aquello como si Yo estuviese bloqueando tu vida. ¿Por qué me abandonaste, Mi amada? ¿Será que Yo no te di suficientes pruebas de Mi amor? ¿Qué más tengo que hacer para que entiendas lo importante que eres para Mí? A veces te busco, pero parece que estás siempre tan ocupada que no te sobra tiempo para mirarme. Yo estaba cuando las cosas no iban bien en tu trabajo; aun así, no miraste en Mi dirección. Una de esas noches, Yo intenté conversar cuando estabas sola en tu cuarto, pero comenzaste a ver la televisión…

Me di cuenta que has visitado Mi casa una o dos veces por semana, pero es extraño cómo parece que no te importo. Vas y vienes y nada cambia entre nosotros. Por favor, no Me entiendas mal, pero Yo quiero que las cosas cambien entre nosotros. He intentado de todo para que eso suceda, pero en los últimos días has estado tan distante e indiferente a Mi voz.  ¿Cómo puedo aproximarme nuevamente a ti? Yo te amo tanto y, ahora, Mi corazón está partido. Hay señales en todas partes diciéndome que este amor ya no es mutuo. Eso me hiere, querida Mía. Yo no dejé de amarte y estoy esperándote.  Yo te conozco mejor que cualquiera y no importa lo que estés pasando ahora, en breve descubrirás quién es realmente importante en tu vida “en tu vida. Yo voy a esperar. No importa cuánto tiempo tarde, Yo voy a esperar.

He intercedido por ti y, en el fondo, sé que todavía sientes la falta de aquella relación que teníamos – tan fuerte, tan inocente y que jamás podrá ser comparada con ninguna otra relación que tuviste o tendrás. Tal vez las cosas hayan cambiado porque nunca tuvimos un encuentro verdadero. Caminábamos hacia eso, pero cuando Yo estaba listo para revelarte todo sobre Mí y así darte una nueva vida, tú retrocediste. ¡No hay problema, querida Mía! Todavía hay tiempo para estar más juntos que nunca. Sólo tienes que decírmelo y así declararemos una nueva vida juntos, para siempre. Todo el mundo va a dar testimonio de nuestro amor, el verdadero amor. Es por eso que vale la pena esperar – y Yo voy a esperar.

“Paloma mía, en las grietas de la peña, en lo secreto de la senda escarpada, déjame ver tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y precioso tu semblante” (Cantares 2:14).